CAPITULO 12

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Tenía mucho miedo, tal vez ya no como antes, pero sentía ese temor de que ahora estaba solo y ya nadie respondería por él, no habían más familiares y estaban por dañarle aún más la vida, Kim HongJoong no tendría más alternativa que dejarse destruir y buscar la muerte de una vez.

Escuchó como aquel misterioso hombre con voz aterradora le quitaba los pantalones y los zapatos que había conseguido, estaba a punto de perder la razón por el llanto y las ganas de mantener sus ojos cerrados a la fuerza, el dolor en su coxis, sus manos enterradas en la tierra. Todo lo estaba devastando, quería morir, quería que lo matara, pero algo de repente detuvo al hombre.

Enseguida se dió la vuelta para ver de quién se trataba, pero solo logró segundos después, rodar por el suelo viendo como dos hombres luchaban sin entender lo que estos discutían.

—Miren quién está aquí —escupió en el suelo— de todos tú eres el último que debe entrometerse.

—Después de años, hermano que anciano estás —Comentó Mingi, muy sereno y con una sonrisa en su rostro.

—Tu lo mataste, sabías que daba todo por él —se miraban fijamente, nadie se movía.

—Si —suspiró— todos decían eso, me sorprende que sigas vivo pudo matarte fácilmente.

—HongJoong era una buena persona —apretaba las manos convirtiéndolas en un puño.

—Si lo era, ¿Por qué al final fuiste el que quedó sin nada? ¿No fue HongJoong quien te mandó a matar? ¿acaso fui yo quién te llevó a un valle solo para asesinarte y después decir que había sido suicidio? —caminó un paso hacia él— Yunho, HongJoong era un hombrecito malvado y los que cayeron en su trampa lo ven como un héroe.

El hermano de Mingi se fue contra él lleno de ira y frustración que al final lo hizo perder, antes de que terminara sobre el pelirrojo, Mingi se hizo a un lado liberando ese polvo que adormeció de inmediato al mayor logrando que ese hombre cayera al suelo rendido en un profundo sueño.

HongJoong no tenía ni idea de lo que estaba pasando, tenía los ojos abiertos y aunque lloraba parecía que no asimilaba lo que sucedía, era un pequeño niño que se acurrucaba en su lugar y temblaba por el miedo. Cuando Mingi lo vio se dió cuenta que este HongJoong estaba sufriendo y llevando una batalla solo, ahora ya no había nadie que lo protegiera.

La única decisión que logró obtener de su cabeza, fue llevarlo. Lo tomó de la cintura y con sus brazos debajo de las rodillas del menor lo cargó, el más pequeño tenía sollozos que no terminaban, parecía un cuerpo sin alma.

Iba caminando con el lastimado menor que ahora iba en su espalda, cruzaban el bosque a paso lento, nada detenía al sereno Mingi, su seguridad lo hacía un hombre pensante, podía quitarle a sus hermanos muchas cosas, nunca iba por impulso, pensaba y actuaba, esa fue su batalla con el pasado que lo seguía hasta ahora.

—Tienes que lavar esas heridas o se infectaran, —lo bajó sobre el césped junto a un lago— aquí puedes lavarte.

—No quiero —dijo sin expresión en su rostro.

—Lo harás porque yo te lo ordeno —lo tomó una vez más de la cintura y lo ayudó a llegar hasta la orilla en donde con cuidado limpiaba heridas abiertas por las ramas.

—¿Me quieres matar? ¿Puedes matarme? —se dejaba limpiar por el mayor sin mostrar una sola mueca de dolor.

El alto solo lograba mirarlo con cierta curiosidad por lo que se estaría cruzando por esa pequeña mente a la que le habían dado en lo más duro, el un día perdió a su padre y por mal ejemplo que logró al serlo, realmente sufrió la pérdida de la única persona que lo apoyó.

Sombras • MinjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora