CAPÍTULO 11

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Pasaron los minutos, esperaba que Mingi le contestara pero en ningún momento el alto le dirigió una sola palabra, solo se mantenía firme en la gran ventana con las manos en los bolsillos y una mirada perdida en aquel horizonte.

Se levantó, aún con el abrigo puesto cubriendo la mitad de su cuerpo, se puso a un lado del alto hombre y miró con él la ventana en donde un luminoso sol comenzaba a salir y un amanecer se anunciaba con tan potente resplandor. Cubría su rostro al tener a ese sol en su frente pero desvió su mirada hacia la del mayor y vio como esos ojos negros empezaron a tornar un color más claro, tenía la expresión fría y sin ningún mensaje facial que dijera que sentía, solo había sido un cambio diminutivo pero con asombro para él.

Continuaban viendo el sol llegar más alto y HongJoong no se apartaba del alto en ningún momento, a pesar que habia recibido un gran golpe cerca de su boca la noche anterior, parecía que después del sueño estaba pensando diferente.

—Aún no respondiste mi pregunta —párpadeo varias veces nervioso esperando que el alto no se enojara.

—¿Qué quieres? —esta vez Mingi preguntó.

-Quiero muchas cosas por ahora, aunque siendo sincero anhelo mi libertad desde que llegué -bajó la mirada- siento que mi familia me necesita.

—Entonces vete... —se volteó para verlo a los ojos— en el armario de esta habitación hay ropa que puede quedarte, solo tómala y vete de aquí, vete de este lugar y no vuelvas, no creas en nadie, no mires atrás solo sigue tu camino HongJoong que es regresar a tu ciudad, muy lejos de aquí -al instante se retiró y salió sin decir más nada.

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Después de ponerse la ropa, estaba decidido a irse, era ahora o nunca porque su madre debía estar preocupada por tanto tiempo alejado de casa. Haría caso a Mingi y se iría del pueblo lo más antes posible con su familia. Ya nada lo detendría, había sufrido mucho.

Salió por fin de la casa tenebrosa y empezó a correr para que no lo siguieran o lo detuvieran, no sabía por cual camino ir, lo que tenía muy bien en mente era que entre más lejos de esos hombre hirientes estaba, mejor sería su huida.

Mientras HongJoong estaba en el bosque, el pelirrojo se encontraba en un sofá leyendo un libro tratando de olvidar el reencuentro con el hombre físicamente idéntico a su tormentoso pasado. Estaba muy concentrado hasta que los pasos de la señora se escucharon sobre las escaleras.

—¿A dónde vas? —dijo al cambiar de página.

—Le llevo comida a HongJoong, creo que seguramente no ha comido desde hace mucho —en sus brazos llevaba un desayuno y jugo en un vaso.

—No hace falta porque ya se fue —cerró el libro dejándolo sobre el sofá y yendo hacía ella.

—¿Cómo puedes ser tan cruel? El niño está siendo atormentado por espíritus raros y más con tus hermanos sueltos, a HongJoong no le irá bien —sonaba un tanto molesta.

—Es su vida —levantó una ceja— debe aprender a como llevar su maldición, porque yo sé como cargar con la mía.

La tarde había llegado y HongJoong caminaba por un sendero que no conocía y que quizás ya estaba más perdido que cuando empezó. Ya se estaba rindiendo por el hambre que traía en su estómago y perdía muchas fuerzas al seguir caminando.

Luego de estar varias horas más yendo por el camino silencioso, quería tirarse al suelo pero alzó la mirada y se dió cuenta de que estaba en el sendero hacia su casa, eso lo llenó de alegría y casi parecía correr hacia su hogar, extrañaba los abrazos de su madre y los gritos de su hermano, parecían lejanos los últimos recuerdos que tenía con ellos junto a él.

Sombras • MinjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora