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-Alhacén, recuerda tomar los medicamentos que el doctor te dio -Kaveh hablaba mientras tomaba su sueter del perchero detrás de la puerta- yo no se a que hora llegue así que no esperes como la otra vez.

Alhacén solo observó como Kaveh se retiraba.
No sabia que había sucedido con exactitud después de aquel momento a la hora de comer la sopa, pero si pudo notar el repentino cambio de actitud en su compañero.
El pelogrisaceo estaba seguro que no había hecho o dicho nada malo como para haberlo enojado.

El estar aún resfriado lo limitaba un poco en cuanto a salir y alcanzarlo para preguntarle que sucedía, sin embargo, dedujo que solo eran conjeturas suyas.

Lo único que podia hacer era disfrutar de su dia libre gracias al resfriado.

Sin embargo, la realidad para Kaveh apenas iniciaba y el repentino cumulo de nieve del tejado justo sobre la puerta de la casa era testigo cuando cayó sobre el pelirubio, a pesar de eso, no entró de nuevo para no tener que ver a ese hombre que de manera indirecta lo rechazó.
Al optar por sacudir un poco la nieve, sus pies lo guiaron a la parada se autobuses y este al trabajo.

Apesar de entregar aquel comprobante medico, las criticas de su jefe no se hicieron esperar por faltar sin avisar, pero, ¿como no faltar cuando por culpa del exceso de trabajo tuvo que recibir la ayuda de Alhacén para no enfermar de gravedad?
Lo único por lo que pudo optar fue por disculparse y dedicarse a llevar su trabajo con calma aunque su mente divagara en muchas cosas que lo llevaban a disociar en momentos.

Le era inevitable recordar como Alhacén después de aquel momento optó por tomar el tazón y comer por su cuenta.
Se sentía patético por la situación, pero más patético se sentía de si mismo.

Con sus brazos sobre su escritorio y su cabeza entre sus manos al tener un notorio dolor de cabeza a causa de sobrepensar, Kaveh contaba para calmar un poco la ansiedad que presentaba, sin embargo, el repentino sonido de una chica quejarse lo hizo sentarse bien y luego levantarse para ver que sucedía.

Al salir observó como otros empleados observaban de soslayo la escena entre murmuros.
Confundido dirigió la mirada a donde todos se observaban viendo como su jefe al parecer se estaba propasando un poco con una de sus compañeras y en como esta intentaba evitarlo.

¿En qué momento su empresa se había vuelto eso? No...si se detenía a pensar, siempre había sido así.

Tras observar que se trataba de Layla, una chica bastante amable con la que llevaba una buena relación de colegas, se acercó sin dudar.

-Si haces este pequeño favor te puedo ascender.

-Por favor, me está incomodando -la chica quiso soltarse de su agarre pero ante la diferencia de fuerzas le era complicado- tengo trabajo pendiente, por favor suelteme.

-Luego te encargas de eso, ven.

-Señor...

El jefe tironeó del brazo de la chica pero un repentino agarre a su muñeca lo detuvo provocando que mirara al responsable.

Layla con claro miedo observó a Kaveh y como este obligaba a su jefe a soltarla. Cuando el chico la observó y le sonrió, esta le agradeció por lo bajo.

-¿Qué demonios crees que haces? -cuestionó el jefe viendo como Layla se retiraba al lado de unas amigas- ¿Quién te pidió que te metieras?

-Había una chica en posible peligro, yo solo hice lo que cualquier ciudadano con principios haría -habló con un tono elevado para todos aquellos que solo hablaban y observaban pero no hacían nada- si una persona se niega a algo usted debe respetarlo.

Cabina telefonica || kavetham Donde viven las historias. Descúbrelo ahora