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"La Casa Nueva"

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"La Casa Nueva"

Cuando vio su casa nueva por primera vez, HeeSeung abrió los ojos desmesuradamente, sus labios formaron una O y los brazos se le extendieron hacia los lados.

Era todo lo contrario de su antigua casa y no podía creer que de verdad fueran a vivir allí.

La casa de Berlín estaba en una calle tranquila donde había otras también muy grandes, y le gustaba contemplarlas porque eran casi iguales a la suya, aunque no idénticas, y en ellas vivían otros niños con los que HeeSeung jugaba (si eran amigos) o a los que no se acercaba (si eran rivales). La nueva, en cambio, estaba aislada, en un sitio vacío y desolado, y no había ninguna otra casa cerca, lo que significaba que no habría otras familias en el vecindario ni otros niños con los que jugar, ni amigos ni rivales.

La casa de Berlín era enorme, y pese a que HeeSeung había vivido dieciséis años en ella, todavía encontraba rincones y habitaciones que no había explorado a fondo.Incluso había habitaciones enteras (como el despacho de Padre, donde estaba Prohibido Entrar Bajo Ningún Concepto y Sin Excepciones) en las que apenas
había curioseado.

Sin embargo, la casa nueva sólo tenía dos plantas: un piso superior donde estaban los tres dormitorios y el único cuarto de baño, y una planta baja donde se encontraban la cocina, el comedor y el nuevo despacho de Padre (sujeto, presumiblemente, a las mismas restricciones que el antiguo). También había un sótano, donde dormía el servicio.

Alrededor de las de Berlín había otras calles con grandes casas, y cuando caminabas hacia el centro de la ciudad siempre encontrabas personas que paseaban y se paraban para charlar un momento, y personas que pasaban con prisa y decían que no tenían tiempo de pararse, aquel día no, porque aquel día tenían un montón de cosas que hacer.

Había tiendas con llamativos escaparates y puestos de fruta y verdura con enormes bandejas de coles, zanahorias, coliflores y mazorcas de maíz. En algunos apenas cabían los puerros, champiñones, nabos y coles de Bruselas; había otros con lechugas, judías verdes, calabacines y chirivías. A veces HeeSeung se plantaba
delante de aquellos puestos, cerraba los ojos y aspiraba sus aromas; la dulce mezcla de efluvios de toda aquella materia viva le producía un ligero mareo.

Pero alrededor de la casa nueva no había otras calles, ni nadie paseando tranquilamente ni caminando con prisa, y por supuesto, tampoco ninguna tienda ni puestos de fruta y verdura. Cuando cerraba los ojos, sólo notaba vacío y frío alrededor, como si se hallara en el lugar más solitario del planeta. Era como el fondo de la nada.

En Berlín la gente sacaba mesas a la calle, y a veces, cuando HeeSeung volvía caminando de la escuela con Jungwon, Ni-Ki y Sunoo, había hombres y mujeres
sentados a aquellas mesas, tomando bebidas espumosas y riendo a carcajadas; La gente que se sentaba a aquellas mesas debía de ser muy graciosa, pensaba él, porque dijeran lo que dijesen siempre había alguien que se reía. Sin embargo, la casa nueva tenía algo que hizo pensar a HeeSeung que allí nunca se reía nadie; que no había nada de qué reírse y nada de qué alegrarse.

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐨𝐲 𝐈𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐫𝐢𝐩𝐞𝐝 𝐏𝐚𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬 ☁︎ 𝐇𝐞𝐞𝐉𝐚𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora