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"HeeSeung Le Lleva

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"HeeSeung Le Lleva

Un Regalo A Jay"

HeeSeung se había levantado muy temprano esa mañana, no porque quisiera, sino que se había despertado y no podía volver a dormir.

Esa misma mañana, mientras desayunaba con Padre, Madre y EunJi, recibió la noticia de que Herr Lee no les iba a dar clases ese día porque se había enfermado.

— Es una lástima — dijo Padre.

— Sí, que lástima — murmuró HeeSeung con sarcasmo, estos días se juntaba demasiado con EunJi.

Madre le dio una mirada de advertencia antes de continuar comiendo.

— ¿Qué planean hacer hoy? — Preguntó Padre luego de un rato.

— Lo mismo de siempre — dijo EunJi, ella parecía incluso más aburrida que HeeSeung.

— ¿Y eso es? —

— Lo mismo que hicimos ayer — añadió HeeSeung.

Durante todo el día HeeSeung no pensó en otra cosa más que estar con Jay, pero sabía que si se adelantaba a la hora de siempre su amigo no estaría ahí. Cuando el reloj marcó la hora en la que las clases de Herr Lee terminaban, se apresuró a ponerse sus botas junto a uno de sus abrigos, el clima estaba más húmedo de lo normal.

Vio a Madre dirigirse a la habitación para tomar su típica siesta. No sabía dónde se encontraba Padre, y EunJi probablemente estaba en su cuarto, como siempre.

Antes de salir, HeeSeung pasó a la cocina y tomó dos de los sándwiches que estaban en la mesa, había aprendido a llevar comida extra, pues siempre le daba hambre y no quería dejar a Jay sin nada. Comenzó con su típica caminata por la alambrada mientras le daba mordidas a su propio sándwiche. Se estaba desesperando, quería ver a Jay lo más antes posible.

Para HeeSeung, Jay era extraño.

Pero no extraño malo.

Jay era extraño de la buena manera.

No lograba comprender el porqué de querer pasar tanto tiempo con el muchacho, eso nunca le había pasado con Jungwon, Ni-Ki o Sunoo. Le gustaba pasar tiempo con ellos en Berlín, peor nunca sentía la necesitaba de pasar juntos más de lo establecido.

Con Jay era diferente.

Quería pasar todo el tiempo que pudiera con él, no sólo el que tenían planeado. Quería que Jay estuviera siempre con él.

Quería estar siempre con Jay.

Pero sabía que a Madre no le agradaría que se quedara junto al muchacho durante mucho tiempo porqie comenzaría a oscurecer y les daría frío.

— La próxima le llevare un chocolate caliente — dijo el muchacho mirando al rededor, había notado que Jay temblaba de vez en cuando, quizá por el frío.

HeeSeung se detuvo un tramo después, ese día en especial se encontraba con menos condición, causando que se cansara más fácil.

Su mirada se posó en unas pequeñas flores moradas que destacaban entre todo lo verde del lugar.

"Son iguales de lindas que Jay". Pensó con cierto aprecio.

Decidido, se acercó a las flores y las arrancó con delicadeza dispuesto a llevárselas a Jay.

Caminó lo que restaba del trayecto con rapidez, sostenía el sándwiche en una mano y las flores en otra.

Sonrió al ver al muchacho en la alambrada, como siempre. Llevaba puesta su típica pijama de rayas y tenía la gorra (que ocultaba su cabello) a un lado. Tenía sus piernas estiradas y las movía levemente.

A HeeSeung le pareció tierna esa acción.

— ¡Jay! — Llamó cuando estuvo lo suficiente cerca.

— ¡Seung! — Sintió como su corazón se detuvo al escuchar el apodo que Jay le había puesto — ¿Por qué estas rojo? —

— Yo... Me cansé al venir hacia acá — mintió, no se había percatado que se había sonrojado.

— Oh, lamento hacerte venir hasta aquí hoy. Te hubieras quedado descansando, no me habría molestado — Jay le sonrió como sólo él sabía hacerlo a pesar de la situación.

— Está bien. — Se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y estiró su brazo — Me encontré estas flores de camino... Pensé que te gustarían — murmuró HeeSeung.

Los ojos de Jay brillaron al ver las flores en manos de HeeSeung.

— También te traje este sándwiche — añadió HeeSeung al ver la mirada del muchacho sobre las flores.

Pero parecía que a Jay no le importaba nada más que las flores en ese momento.

Para Jay, esas flores eran lo más especial que le habían dado en toda su vida.

— ¿Te gustan? —

Jay miró a HeeSeung, su mirada brillaba llena de cariño y felicidad.

— Quisiera estar a ese lado de la alambrada para poder abrazarte — susurró, pero HeeSeung logró escucharlo.

Las mejillas de ambos se colorearon rápidamente.

— Algún día podrás, estoy seguro. —

HeeSeung levantó un lado de la alambrada y extendió el sándwiche junto a las flores.

— Son muy lindas, gracias, Seung — Jay le sonrió con las mejillas llenas de pan. — Me gustaría poder darte unas igual de lindas, pero en este lado no hay flores, sólo tierra — su semblante se volvió un poco triste.

— No te preocupes por eso, Jay. Algún día podrás —. Repitió HeeSeung.

Se quedaron un rato en silencio, disfrutando de la compañía del otro.

Eso era lo que necesitaban en ese momento: La compañía del otro.

No entendían muy bien lo que sucedía en el mundo, pero esperaban que se solucionara para por fin poder estar juntos.

Deseaban estar juntos.

Era un deseo silencioso.

HeeSeung le dirigió una mirada a Jay, el muchacho mordió el último trozo de pan y limpio las migajas que quedaban en su boca.

— ¿Por qué me miras tanto? — Jay elevó una de sus cejas acercándose un poco más a la alambrada.

— Estoy feliz — declaró HeeSeung.

Sus pensamientos eran un torbellino mientras trataba de calmar los latidos de su corazón. La mirada de Jay sobre él lo hacía sentirse nervioso. Vulnerable.

Sentía que si el muchacho le pedía que saltara hacia ese lado de la alambrada en ese instante lo haría sin pensarlo.

Jay lo hacía sentir vulnerable.

Pero HeeSeung había aprendido que era vulnerable a las cosas que quería o apreciaba o le gustaban.

HeeSeung quería a Jay.

HeeSeung apreciaba a Jay.

— ¿Por qué? — El muchacho ladeó su cabeza, haciéndolo lucir tierno.

A HeeSeung le gustaba Jay.

— Porque estoy contigo. —

"N"

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐨𝐲 𝐈𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐫𝐢𝐩𝐞𝐝 𝐏𝐚𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬 ☁︎ 𝐇𝐞𝐞𝐉𝐚𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora