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"HeeSeung Recuerda Que LeGustaba Jugar A Los Exploradores"

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"HeeSeung Recuerda Que Le
Gustaba Jugar A Los Exploradores"


Durante un tiempo nada cambió en Auschwitz.

HeeSeung tenía que aguantar a EunJi, que se ponía muy antipática con él cuando estaba de mal humor, es decir casi siempre, porque su hermana era tonta de remate.

Y seguía anhelando volver a su casa de Berlín, aunque los recuerdos de la vida allí empezaban a difuminarse. Llevaba varias semanas sin proponerse siquiera enviar otra carta al Abuelo o la Abuela, y, por lo tanto, sin sentarse a escribirla.

Los soldados continuaban entrando y saliendo todos los días de la semana, celebrando reuniones en el despacho de Padre, donde seguía estando Prohibido Entrar
Bajo Ningún Concepto y Sin Excepciones. El teniente Kang seguía paseándose ufano con sus botas negras como si no hubiera en el mundo nadie más importante que él, y cuando no se encontraba con Padre estaba en el camino de la casa hablando con Eunji mientras ella reía nerviosamente, o susurrando en alguna habitación con Madre.

Las criadas seguían lavando, barriendo, cocinando, limpiando, sirviendo, recogiendo, y nunca hablaban con nadie a menos que alguien se dirigiera a ellas.

María seguía dedicando la mayor parte del tiempo a ordenar la ropa de HeeSeung y asegurarse de que estuviera bien doblada en su armario.

Y Jaechan seguía acudiendo a la casa todas las tardes para pelar patatas y zanahorias y ponerse luego su chaqueta blanca y servir la cena.

De vez en cuando HeeSeung lo veía lanzar una mirada a su rodilla, donde se apreciaba una diminuta cicatriz, secuela de su accidente con el columpio; pero, aparte de eso, nunca se dirigían la palabra.

Y entonces cambiaron las cosas.

Padre decidió que era hora de que los niños reanudaran sus estudios, y aunque a HeeSeung le parecía ridículo que montaran una escuela sólo para dos alumnos, Madre y Padre coincidieron en que necesitaban un profesor particular que acudiera a la casa todos los días para llenarlos de clases las mañanas y las tardes. Unos días después, un individuo llamado Herr Lee llegó traqueteando por el camino en su carraca y dieron comienzo las lecciones.

Herr Lee era un misterio para HeeSeung.

Pese a que en general se mostraba simpático y nunca le levantaba la mano como hacía su antiguo profesor de Berlín, algo en su mirada sugería que albergaba mucha rabia acumulada que podía liberarse en cualquier
momento.

A Herr Lee le gustaban mucho la geografía y la historia, mientras que HeeSeung prefería la lectura y el dibujo.

— Eso no te servirá para nada — insistía el profesor—. Hoy en día es mucho más importante un profundo conocimiento de las ciencias sociales.

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐨𝐲 𝐈𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐫𝐢𝐩𝐞𝐝 𝐏𝐚𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬 ☁︎ 𝐇𝐞𝐞𝐉𝐚𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora