capitulo 2

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Después de los eventos del capítulo anterior, donde Bell llegó casi muerto al bar buscando ayuda y las meseras se ocuparon de él, finalmente se despidió del bar después de un tiempo.

Bell dejó atrás el bullicio y la energía agitada de la Anfitriona de la Fertilidad, saliendo con paso tranquilo y relajado. Había tomado la decisión de no establecerse más en ese lugar, optando por ahorrar dinero después de los problemas que había causado. La experiencia le había costado la suma de 3000 varis debido a su estado fatal y la necesidad de recibir ayuda, pero estaba decidido a enmendar la situación.

Recordando una promesa que hizo con Mia Grand, la dueña del bar, la cual no se había tomado bien lo sucedido, ya que la presencia de Bell había afectado el rendimiento de sus meseras durante ese tiempo. Sin embargo, Bell vio una oportunidad en aquello y decidió agradecerle ofreciéndose a trabajar en la cocina. Con habilidad y pasión, demostró su talento culinario ante Mia Grand, quien quedó impresionada al probar la comida preparada por Bell. Describió sus platos como un manjar digno de los propios dioses. Impresionada y emocionada por el potencial de Bell, Mia le ofreció un turno de noche en la cocina.

Todas estas acciones las llevaba a cabo con el fin de recuperar su economía. Después de pagar la estadía en la Anfitriona de la Fertilidad y los 3000 varis adicionales, solo le quedaban 94 varis en su bolsillo. Bell era consciente de que sus ropas podrían dañarse debido a su estilo de vida aventurero, por lo que llevaba consigo varios pares de ropa, anticipándose a cualquier eventualidad. Su atuendo actual consistía en una elegante capa negra que le daba un toque misterioso, unos pantalones cómodos y una camisa de manga larga, todo en tonos oscuros con detalles sutiles en plata y dorado.

Con su nuevo empleo en la cocina de la Anfitriona de la Fertilidad, Bell se embarcó en la Ciudad de Orario. Con paso firme y la confianza en su corazón.

Ya volviendo a la actualidad, Continuó caminando por las calles de Orario, observando los diversos locales mientras planificaba su próximo paso. Sin embargo, su atención se desvió hacia un callejón cercano debido al ruido inusual que provenía de allí.

Con paso tranquilo pero cauteloso, Bell se acercó al callejón, sintiendo curiosidad por el inusual ruido que provenía de allí. Al asomar la cabeza, presenció una escena despreciable ante sus ojos. Un aspirante a aventurero se encontraba de rodillas, suplicando a un dios que lo aceptara en su familia. Sin embargo, en lugar de compasión, solo recibía insultos y un portazo en su rostro. Desamparado, el hombre se derrumbó en lágrimas, su voz quebrada por la desesperación y el rechazo.

Bell, conmovido por el dolor del hombre y empatizando con sus propias experiencias de rechazo y desesperanza, sintió una ardiente necesidad de intervenir y brindar consuelo. Con cuidado de no llamar la atención, se mantuvo en silencio, observando cómo se desarrollaba la situación, esperando el momento oportuno para actuar.

Antes de que pudiera acercarse, una figura femenina se adelantó. Era hermosa y de apariencia juvenil, con ojos azules y largo cabello negro que llegaba hasta la mitad de los muslos, recogido en dos coletas. Bell la reconoció al instante como la diosa Hestia, ya que siempre se había interesado en conocer a todos los dioses, y Hestia no era una excepción. Sin hacer ruido, Bell se mantuvo en su lugar, observando sin ser notado.

Hestia se acercó al hombre con una sonrisa cálida y una voz amable, irradiando compasión y ternura. "¿Estás buscando una familia?", preguntó, su voz llena de dulzura y preocupación. El hombre, conmovido por recibir atención y comprensión, levantó la mirada y respondió, con una calma recuperada, que sí, anhelaba desesperadamente encontrar una familia. Hestia, con un brillo en sus ojos, le ofreció unirse a su familia, extendiéndole la mano en un gesto de acogida.

DANMACHI:EL SECRETO DEL NIVEL OCULTO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora