⠀⠀⠀ ꜜ ' ִֶָ 𝒂𝒍𝒍 𝒕𝒐𝒐 𝒘𝒆𝒍𝒍 ՞˖ 🍁
⠀ ੍ ⊹˙ 𝒃𝒚 -𝒕𝒅𝒘𝒇𝒊𝒍 鬼 ﹆⊱
━ para bien o para mal, la historia se repite: dos chicos haciendo todo un alboroto por la chica que les gusta, pero la diferencia entre ambas veces es que cada u...
Once-Ler estaba trabajando, firmando algunos contratos que sin duda serían una gran inversión para una compañía, suceso que era demasiado raro para una empresa que apenas iba empezando, aunque ya llevaran varios meses en ello.
Expulsaba pequeños suspiros por lo bajo, ni siquiera podía concentrarse. Después tendría que revisar si no rayó mal las hojas, incluso bajo esos lentes ridículos podía distinguirse un sonrojo.
Su pequeña estaba debajo de la mesa, haciendo también su respectiva labor. La tomaba de la coleta en la que su cabello estaba atada.
—Buena chica...
Ella aumentó la velocidad, por lo que su placer también se incrementó. Sus gemidos masculinos desesperados y sus gruñidos la ponían tan nerviosa. Movió su cabeza de arriba a abajo con frenesí hasta hacerlo terminar.
Once-Ler tomó una servilleta y limpió su carita entre jadeos.
—Escúpelo. — ____ obedeció a su orden casi de inmediato. La joven se salió de debajo del escritorio para tomar otra servilleta y limpiarse mejor la boca, mientras que Once-Ler le miraba fijamente. — Hoy tengo una cena con unos inversionistas, ¿me acompañarás?
«Ni siquiera se ha recuperado de su orgasmo y ya está pensando en trabajo», pensó rodando los ojos. Admiraba su predisposición, pero a veces era demasiado.
—Claro, Ler. — el nombrado fingió una sonrisa de alegría tras la aceptación de la propuesta que le hizo.
El apodo últimamente empezaba a molestarle.
O no tanto así, pero empezaba a sonar mal en su oído.
—Vístete linda, aunque ya lo eres. Te veo a las ocho. — la joven asintió sonriente, desapareciendo por la enorme puerta de su oficina.
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¿Ahora cómo le iba a decir a su prometido que no tenía un armario lleno de vestidos hermosos o elegantes? Usaba ropa más holgada porque no es que la invitaran a fiestas o algo así. Y debido a eso, tuvo que comprar un vestido, lindo pero elegante. Le gustó mucho. Y él no tuvo que enterarse, perfecto.
Mientras se inspeccionaba, tratando de encontrar alguna imperfección en su reflejo, se preguntó sobre el bosque de Trúfulas. ¿Ya había parado como lo prometió? ¿O apenas iban empezando? Sin poder llegar a una conclusión Once-Ler apareció, expresando uno de sus tantos halagos con sumo amor.
—Estás preciosa. — le dijo mientras ella se miraba en el espejo, besando su mejilla. Usaba su traje verde habitual y su sombrero negro.
—Gracias. ¿Cuándo nos vamos?
—Ahora está muy bien.
—Perfecto.
Tomó un abrigo al azar y ya teniendo todo listo, se fueron en auto en dirección al lugar de la cena, la casa de uno de los inversionistas. Ninguno condució, ya que tenían chofer. De pronto las prácticas que hizo para sacar su licencia de conducir en las que casi muere, ya no tenían sentido ya que ya no tendría que hacerlo.
