Capítulo 8

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Empecé mi primer día de trabajo, con tan solo diecinueve años. Me contrataron como profesor de educación infantil. Mis padres trabajaban allí, por lo que decidieron que fue buena idea que yo mantuviera ese simple legado. Siempre se me dieron bien los niños, de hecho soy muy amoroso con ellos. Tengo dos sobrinos que amo con todo mi corazón, y los cuido como a nadie. Sé que son simples pequeños que están aprendiendo lo que es vivir, lo que tienen alrededor. Desde que empecé, a su vez estudiaba magisterio, todas esas cosas que necesitas para ser realmente un profesor. Si, se podría decir que estoy enchufado en mi trabajo, pero me esfuerzo para que salga todo bien.

Aquel primer día fue especial para mí. Conocer a todos esos pequeños niños, fue tan dulce, que ojalá pudiera tener esa primera impresión todos los días. Fue muy rápido el cariño que les cogí a todos.

Una de las veces que salí de la escuela, dispuesto a ir a casa, había un hombre de unos veintidós años, de la mano de una de mis alumnas. Cuando ambos nos miramos a los ojos, sentí una corriente de electricidad atravesar mi cuerpo. Él era tan guapo, con una sonrisa tan dulce. Creo que fue amor a primera vista. Él se acercó a mí junto a la niña, y me saludó con la mejor de sus sonrisas.

— ¿Tú eres el señorito Harry Styles? — una voz que me rodeó como un aroma perfumado, como una suave tela.

— Si, soy yo. — respondí amablemente.

— Charles Leroy, pero puedes llamarme Chuck. — acercó su brazo bien ejercitado hacia mi, con la intención de que estrechara su mano. Eso hice, sin pensarlo.

— Encantado, Chuck. — era imposible que dejara de sonreír, no teniendo delante al hombre que me robó el corazón sin aviso.

— Vengo a decirle que es usted un profesor excelente. Mi hermana pequeña me habla muy bien de usted.

— Muchísimas gracias. Y, oh, por favor, tuteame, que me siento más mayor. — reí dulcemente. Él también.

— De acuerdo. Perdón si sueno muy atrevido, pero, ¿te gustaría venir a comer conmigo mañana? Después del trabajo, claro.

Mi corazón latía bastante rápido. Quería gritar de emoción, pero me supe controlar.

— Sería un placer. Si quiero.

Y bueno, aquella cita fue mágica, o eso pensé yo. Desde aquel día, mi vida con Chuck ha seguido hasta hoy. Llevamos varios años juntos, y admito que todo fue rápido, pero lo amo, y estoy seguro de ello...¿verdad?

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Era lunes, y todo parecía cargarse a la espalda de Louis. Sentía que tenía muchas cosas que hacer u organizar, pero no tenía el tiempo para aquello. A veces solo era una sensación suya de responsabilidad. Por eso prefería no armar planes, con miedo de que saliera todo mal.

Subió al tren, con la esperanza de poder aclarar sus dudas con Harry sobre su salida. ¿Tan difícil había sido darle una respuesta hasta ahora? Solo quería saberlo, para no precipitarse y reservar en algún lado, o simplemente sacar sus nervios de él.

Cuando vio a Harry subir en su parada, optó por saludarle de forma corta, sin buscar más conversación. Él le devolvió el saludo de la misma forma, tomando asiento a su lado, como de costumbre. La mochila que Louis ponía a su lado, siempre era para custodiar el asiento de su amigo.

Nadie habló más, dejando a Louis un tanto dudoso si sacar el tema de la cena o no, ya que no quería incomodar. Tal vez Harry quiso rechazarlo, pero no tuvo las agallas para decirlo. Quería escucharlo de él, en ese caso.

 ~ Asiento reservado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora