Capítulo 5

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— Abuela, ¿cómo conociste al abuelo?

El pequeño Louis de ocho años, pasaba unos cuantos días en casa de sus abuelos. Le encantaba escuchar las historias que ellos tenían. Le transportaban a la época, haciéndole sentir lo mismo que sintieron.
La mujer rio con dulzura y acarició el cabello castaño de su nieto.

— Verás, a tu abuelo lo conocí mientras iba en el tren. Yo debía viajar a la ciudad de al lado, porque visitaba a mis padres, para ayudarlos con la casa. Uno de esos días, tu abuelo subió al mismo tren. Él era soldado del ejército. Iba con sus compañeros militares. Él me vio, y desde entonces, quiso saber de mí. Se sentó a mi lado, y me confesó que era la mujer más hermosa que había visto. — ella soltó una dulce risa. — Todo un caballero. Yo pensé que eso quedaría ahí, pero después volvió a buscarme, y me invitó a salir. Y míranos ahora, con una familia muy hermosa y un nieto precioso. — dio un beso en su mejilla. Louis rio dulce y abrazó a su abuela.

Su nieto quedó maravillado ante aquella historia. La mujer le enseñó varias fotos de cuando viajaban juntos en el tren, jóvenes. Lo rápido que pasaba el tiempo era algo aterrador.

— Es una historia muy bonita abuela. — Louis sonreía. — ¿Yo también puedo conocer gente en el tren?

— Claro que sí, cariño, pero para empezar una relación, debes ser un poquito más mayor y saber más de la vida. — volvió a acariciar su cabello.

— Si abuela, cuando sea más alto que tú.

Ambos rieron y siguieron compartiendo historias esa tarde...

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El lunes por la noche, Louis movía su pierna mientras esperaba que el tren llegara a la parada de Harry. Quería saber que todo estaba bien, que su amigo lo estaba.

Llegó a la parada. Las puertas se abrieron y la gente fue entrando poco a poco. Buscaba con la mirada a Harry, pero no le veía. Cuando parecía que ya habían subido todos, un joven de cabello rizado y ojos verdes entró corriendo, abrumado por casi haber perdido el tren.  Las puertas se cerraron detrás de él.
Su respiración se escuchaba agitada. Puso su mano en su pecho y miró a Louis. Hicieron contacto unos segundos, hasta que se acercó al ojiazul. Él le miró riendo dulce.

— Por los pelos.

— Ya ves, pensaba que lo perdía, que agobio. — Harry rio igual, gesto que alegró a Louis.

Louis apartó la mochila del asiento de su lado, dejando que su amigo se sentara. Eso hizo. Aliviado, soltó un suspiro al descansar sobre el asiento.

— Gracias.

— No hay de que. — Louis sonrió.

— Quería disculparme por mi actitud del otro día. — Harry hablaba con calma. — Tuve un mal día en el trabajo y...

— Hey, no te preocupes. ¿Estás mejor?

— Si, ya todo bien. — ambos se sonrieron. — ¿Tú cómo estás?

— Ah, yo bien. — Louis rascó la zona de su barba. No quería admitir que había estado preocupado aquellos dos días por él.

Y de nuevo, aquel silencio que aparecía en aquellos jóvenes, cuando no sabían cómo seguir manteniendo la conversación. Fue Harry quien supo cómo.

— Había pensado...que podríamos ir a ver la película de Elemental, no sé si te guste... — Harry hablaba algo inseguro, algo tímido. Jugaba con sus manos. Louis sonrió y asintió.

— Claro que sí, podríamos ir. ¿Qué día se estrena?

Los ojos de su amigo se iluminaron. Alzó su mirada hacia Louis, que mantenía la sonrisa.

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