Capítulo 24

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Cuando era pequeño, amaba la Navidad. Era mi fiesta favorita del año. ¿Me sentía el niño más afortunado por cumplir año el veinticuatro de diciembre? Si, me sentía el más afortunado.

Es más, cuando tenía tres años, un simple mocoso, solía pensar que la gente decoraba sus casas con luces por mi. Pensaba que todos sabían de mi cumpleaños y, de alguna forma, buscaban hacérmelo saber y celebrarlo conmigo. Era un pequeño ingenuo.

Siempre íbamos a casa de la abuela a cenar juntos. Ella hacía comida tan deliciosa, que su casa olía increíble. Tenía una pequeña chimenea donde me sentaba frente a ella, sintiendo el calorcito en mis manitas. Amaba la Navidad.

Cuando ella murió, era como si el color se hubiera ido de todos lados. Los árboles ya no brillaban con colores por las luces y adornos, la chimenea ya no daba calor como antes. Todo se volvió más apagado. Yo me negaba a celebrar o disfrutar la Navidad, porque decía que sin mi abuela no seria justo estar felices. Ella no estaba allí, así que, ¿qué sentido tenía celebrar nada?

Ya más adulto, es que me da igual celebrar esto. Es un simple día más, nada más que eso. Y en el fondo me duele. Me duele llegar a formar una familia, y parecer un amargado que odia las navidades, contagiando ese amargo sentimiento a mis futuros hijos. Tampoco quiero eso, pero no siento ilusión por estas fechas. Es un asco sentirse así.

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23 de diciembre

Todo se sentía jodidamente mal. Mañana era el cumpleaños de Louis, y lo que menos tenía, era ganas de que llegara el día. Desde hacía varios años, él perdió esa ilusión por celebrar su día. ¿Qué tenía de especial? Tan solo era un día más, donde veinticuatro años atrás, él vino al mundo. ¿Y qué? Qué tontería.

Su amigo Niall había insistido en que lo celebraran, juntando así la festividad que compartía esa fecha: Nochebuena, vísperas de Navidad, pero Louis sólo se negaba, algo cansado.

— Te acepto cenar juntos, pero no para celebrar mi cumpleaños, Niall.

El rubio resoplaba desesperado. Estaba molesto con él, ya que siempre se empeñaba en pasar desapercibido de todos. Respetaba su decisión, pero también sabía que merecía disfrutar de sus cumpleaños. Le miró y asintió, un poco a regañadientes.

— Bien, solo cenar por Nochebuena. ¿Al menos podemos invitar a más amigos?

— Claro. — se encogió de hombros y dio un trago a su refresco.

Y, cómo no, el rubio no iba a rendirse tan fácilmente. En el fondo, esa cena también sería en honor a Louis, de forma directa o indirecta. Hizo un par de llamadas, para confirmar la asistencia de algunos amigos en común de ellos. Zayn, por supuesto, estaría presente. El problema venía ahora. Iba ha hablar con Liam, ya que él y Louis se llevaban bien, en parte, pero, ¿y Harry? ¿Debía invitarle a él también? Sabía que la relación con Louis había cambiado radicalmente, al punto de no tener contacto desde la última vez que hablaron. Carraspeó sentado en la cama de su habitación y comenzó a marcar el número de Liam. Esperó unos segundos hasta que respondió. Lo bueno es que Louis estaba en el salón, sin saber lo que hacía su amigo ahí dentro.

— ¿Si? — la voz de Liam sonó a través del teléfono.

— Hola Liam, quería preguntarte algo. — el rubio rascó su nariz levemente.

— Dime.

— Bueno, mañana es Nochebuena, y también el cumple de Louis... — pudo escuchar como Liam afirmaba — Y me gustaría que vinieras a cenar, con Zayn y con los que salimos la otra vez de fiesta.

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