~ Asiento reservado.

Capítulo 25

No sé desde cuándo tengo pasión por la alfarería, pero diría que es algo de familia. Odio profundamente la de veces que me han hecho burlas, llamándome Harry Potter. Es un chiste malísimo, ya sabéis, pottery, cerámica ... en fin, un desastre de humor durante años.

Empecé desde que tengo memoria, haciendo jarrones mal hechos para decorar la casa de mis padres. Mi mamá siempre presumía mis creaciones nefastas, como si fueran obras de arte. Yo jamás decoraría mi casa con esas cosas. Amor de madre, supongo.

Cuando ya aprendí mejor, ya hacía otras cosas más bonitas. Esas si que eran dignas de colocarse sobre los estantes. Las pintaba, para darle un toque más especial, más único, dejando mi sello. No es que sea pintor o un experto en arte, pero al menos sabía decorar bien.

En mi trabajo en el colegio, de hecho, tiro mucho de la alfarería para hacer cosas para los niños. A ellos les encanta. Recuerdo cuando les enseñé ha hacer pequeños cuenquitos para el día del padre, en la que ellos pintaban sus propias creaciones con caritas sonrientes, florecitas, algún que otro sol, o sus nombres escritos sobre el barro cocido seco.

Cuando empecé a salir con Chuck, obviamente, dejé de hacer esas cosas. A él le parecían una mierda, así que dejé de hacerlo. ¿Dejar de hacer algo que amas por alguien que amas? Eso no suena bien, pero lo hice de todas formas.

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Eran las diez de la noche. Todos decidieron que era un buen momento para ponerse a cenar. No tenían prisa por ello, pero el hambre se hacía presente. La mesa lucía excelente, repleta de aperitivos que daban ganas de atacarlos rápido. Entre ellos, había canapés variados, la típica tabla de embutidos y quesos, langostinos, la famosa empanada de Niall, entre otros. Cada joven iba tomando asiento. Liam, Zayn y Louis se sentaron en uno de los laterales de la mesa, junto a otros dos amigos. En el otro lateral, Niall, Harry y Sebas. Casualmente, el rizado estaba justo frente al anfitrión. Se dedicaron una mirada fugaz. Después, cada uno se centró en otro punto de la mesa.

— No lo digáis, ya se que se ve todo muy rico. — declaró el rubio con aires de grandeza. Todos rieron.

— La verdad es que si, tengo hambre. — dijo Zayn entre las risas de los jóvenes.

— Pues adelante. ¿Queréis vino? — Louis se levantó, ofreciendo servirlo él. Asintieron la oferta y el joven desapareció en la cocina para sacar uno de los mejores que tenía. Comenzó a servir a cada uno. Cuando echaba en la copa de Harry el vino, le miró unos segundos, como si fuera a decirle algo. Mordió su labio inferior, atrapando las palabras que pudiera haber soltado, y terminó de servir a todos. Volvió a sentarse y observó cómo Zayn alzaba su copa.

— Me gustaría brindar por todos esta noche, por agradecer estar sentados a esta mesa. Hace un año no creería estar rodeado de gente tan guay. — agregó seguido de una ligera sonrisa.

— Brindemos porque Zayn ha dicho más de dos palabras al fin. — siguió Niall, sacando varias risas de algunos y haciendo que el nombrado rodara los ojos ante aquello.

— Yo quiero brindar, porque conoceros me dio la oportunidad de conocer también el amor. — miró al moreno, que sonrió como un estúpido enamorado. Los amigos corearon un “Awww" enternecidos por el momento.

Louis agachó su mirada algo dolido. Le hubiera gustado decir lo mismo, pero no tenía ese amor que conoció, así que lo reservaría para lo más profundo de sus pensamientos. Salió de su mente cuando escuchó la voz de Harry frente a él. Él alzaba su copa.

— Yo quiero brindar...porque gracias a vosotros yo... no estoy sufriendo como lo hacía... — tragó saliva, sin mirar a nadie — Esta es la primera Navidad desde hace años que no me siento culpable por disfrutarla... — hizo una pequeña pausa que el resto respetó, esperando pacientes a que siguiera hablando. — También, brindar por Louis, que sin duda se merece ser nombrado porque, aparte de ser su cumpleaños, ha demostrado ser una persona leal, honesta y dulce de corazón...salud.