Capítulo 7 ~ Mikasa -Peligro- Ackerman

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Los hombres de la familia Jaeger se habían caracterizado por sobrepasar el metro ochenta sin excepción, una cualidad por la que Eren siempre había estado agradecido, ya que disfrutaba bastante ser alto; de hecho, aquello le sirvió para evitarse numerosos problemas durante la escuela primaria, secundaria y preparatoria. Sin embargo, en la situación en la que se encontraba en ese momento, ni siquiera su altura fue capaz de ayudarlo y evitar sentir el miedo recorriendo sus venas cuando se encontró mirando hacia abajo, a un hombre que le devolvía la mirada, pero a diferencia de la él, era una muy malhumorada.

—Tío, no pensé que vendrías tan temprano hoy—murmuró Mikasa, era evidente lo nerviosa que se encontraba, incluso trastabilló un poco cuando se levantó de la cama.

—Ya son las once.

Eren no había dicho una sola palabra hasta el momento, simplemente se había quedado petrificado en su lugar.

—Son las diez treinta—advirtió la chica luego de ver nuevamente el reloj de pared, pero luego se dio un golpe mental. Había olvidado por completo que su tío no era puntual, sino que lo siguiente, era capaz de llegar incluso media hora antes de lo acordado. Se aclaró la garganta antes de seguir hablando—: Tío, dame quince minutos y nos iremos ¿sí?—Tragó saliva, nunca antes se había visto en una situación parecida, por lo que desvió la mirada hacia Eren—. Te contaré luego todo, pero, por favor, deja que se vaya.—Le suplicó con la mirada.

Levi inspeccionó una vez más al joven que se encontraba frente a él, definitivamente era muy diferente a lo que su sobrina le había descrito cuando aquella vez le habló de un muchacho. No tenía mala pinta, pero aquello mismo había pensado de su ex novio, aquel imbécil que se había atrevido a romperle el corazón y pisotear su dignidad.

—¿Y tú quién demonios eres?—preguntó ignorando olímpicamente a su sobrina.

—Eren Cornelius Jeager Fritz, señor—respondió en automático—, 22 años, soltero, sin hijos y ninguna deuda en el banco.

Levi entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.

—¿Te crees gracioso, muchachito?

Rápidamente negó con la cabeza. No supo porqué, pero de repente tuvo un Déjà vu de cuando se sintió regañado por un profesor en la secundaria, uno que le daba mucho miedo.

Al final, Levi soltó un suspiro.

—Mikasa, quedamos en que hoy pasaría por ti para ir al albergue, pero viendo esta situación.—Pasó la mirada entre ella y aquel tipo—. ¿Tendremos que posponerlo?

La joven negó con la cabeza raudamente, luego se apresuró a tomar algunas cosas antes de dirigirse a tomar una ducha rápida.

—¡No! Estaré lista pronto, realmente quiero ir.

—Bien, te estaré esperando en la sala—comentó segundos antes de que su sobrina se metiera al baño, luego desvió la mirada al tipo que seguía clavado en su lugar—. Eh, tú, creo que ya has durado lo suficiente aquí, ¿no te parece?—Entrecerró los ojos—. A menos que tengas la intención de acompañar a Mikasa allí dentro.

Eren espabiló rápidamente.

—No me atrevería, señor, digo...—carraspeó y empezó a ponerse nervioso—. Me iré ahora mismo.

Levi alzó una ceja y la única palabra que se le cruzó por la cabeza en ese momento al tener una primera impresión de ese muchacho fue: rufián y tal vez también, zopenco.

Levi alzó una ceja y la única palabra que se le cruzó por la cabeza en ese momento al tener una primera impresión de ese muchacho fue: rufián y tal vez también, zopenco

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