Capítulo 8 ~ Roto

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—Listo, pedido del día entregado.—Sasha se dejó caer contra el sofá. Había tenido una semana un poco difícil, pero se las pudo arreglar.

Aún no se recuperaba del desastroso fin de semana que había pasado con sus padres, los amaba, pero ya estaba harta de tener que oírlos repetirle siempre lo mismo: que los estudios, que su vida social, que su comportamiento y la lista seguía y seguía.

A veces deseaba poder plantearles cara y dejarle en claro que ella no era una máquina y que mucho menos era perfecta para llegar a cumplir con todos sus caprichos y complacerlos en todo.

Sin embargo, al final del día siempre podía regresar al lugar dónde se sentía segura, su departamento y convivir con su mejor amiga lejos de sus padres y los problemas que le acarreaban. Incluso podía sentir los estragos en su salud por sobre esforzarse continuamente, así que hizo una nota mental: considerar las gafas de descanso.

—¿Crees que sea buena idea conseguirle a Grimaldo una compañera de pecera?—preguntó Frieda luego de haberle dado de comer a su pez. Sasha torció el gesto al oír su voz—. Te hice una pregunta, ¿en serio seguirás estando molesta conmigo?

—Sí.

La joven rodó los ojos y no le tomó importancia, sabía cómo era ella, así que dejaría pasar los días y estaba segura de que volvería a su estado anímico normal.

—Está bien, podré con ello—continuó hablando, aun cuando sabía que Sasha no le contestaría—. Pero el día de hoy me siento más optimista que de costumbre y con ganas de hablar, así que como hace pocos días termine mi fabulosa historia, te la contaré, de seguro te encantará—sonrió y procedió a narrarle todo, desde el inicio, hasta el final—. Bien, ¿qué opinas? Te dejé sin palabras, ¿no es así?

Sasha parpadeó, aún seguía tratando de procesar todo lo que, contra su voluntad, había oído.

—Hay algo que aún no me quede claro—declaró pese a que lo último que quería, era hablar con ella—. Esta historia que me acabas de contar, ¿es una tragicomedia o algo así?

Frieda arrugó el entrecejo y abrió la boca indignada.

—Es un drama, uno pensando cuidadosamente, desde luego para provocar tensiones y emociones fuertes—se defendió.

Al final, la castaña no dudó en encogerse de hombros.

—Si tú lo dices.

Al no tener la reacción que esperaba, Frieda decidió salir del departamento, sobre todo porque tenía unos cuentos pendientes que hacer, entre ellos visitar una editorial.

Por tanto, Sasha decidió continuar mirando la serie que había tenido que pausar debido a Frieda.

A los pocos minutos, Mikasa apareció en la sala. Había estado usando su máquina de coser para hacer algunos modelos que tenía pendiente; aquella se la regaló su abuela Kiyomi hace varios años y le tenía tanto cariño que no había considerado reemplazarla por una más moderna.

—Aquí estás, pensé que habías salido—le dijo sentándose a su lado, aprovechó algunos minutos para estirar y relajar sus articulaciones.

—No, hoy tengo una clase, pero es hasta más tarde; hace un buen rato entregué un pastel de cumpleaños que tenía pendiente y me quedó un poco de tiempo libre, hasta que Frieda decidió tomar gran parte de este y ahora me queda poco más de una hora, pero está bien, trataré de relajarme lo más que pueda.—Hizo una mueca.

Mikasa se dispuso hacia ella.

—Y aun así no te noto nada contenta, ¿qué ocurre?—indagó—. Y no me digas que nada, te conozco como la palma de mi mano y esa expresión tuya esconde algo.

SIMBIOSIS | EreMika AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora