4. ¿Nachos?. (Chupón)

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Ballister no podía creer todo lo que me había pasado hasta ese punto, el reino entero lo había estado cazando y lo culpaban de la muerte de la Reina, la persona que le había dado la oportunidad de cumplir su sueño, había muerto prácticamente en sus manos.

Creía que ese día se había terminado todo, perdió a la Reina, su honor, su brazo, su sueño y para cerrar con broche de oro, al amor de su vida.

O al menos eso creyó, porque Ambrosius nunca dejó de pensar en él, y mucho menos dejó de quererlo.

Tuvieron inconvenientes, pero con la ayuda de Nimona y mucha, pero mucha suerte, lo habían logrado.

Ballister había recuperado algunas cosas que había perdido ese día, incluso encontró una mejor amiga.

El misterio que le había quitado la vida a la Reina, había sido descubierto, ahora podía descansar en paz, recupero su honor en el momento en el que salvó a Nimona de su suicidio, se había hecho un brazo de metal, su sueño de ser un caballero, ahora más que nunca se había hecho realidad.

Y en cuanto al amor de su vida...

Bueno...

-¡Anhg! A-Ambrosius, espera... Nimona nos va a escuchar- susurró el de bigote.

-Entonces no hagas tanto ruido, Bal- sonrió divertido el rubio.

Y es que, en ese momento, ambos se encontraban en la cocina de la casa que compartía la pareja junto con su "para-nada-hija-adoptiva", compartiendo fogosos besos.

El rubio dejó un tierno beso en sus labios antes de besar juguetonamente la mejilla del moreno e ir dejando un camino de besos que terminaba en su cuello.

Dejó al menos unos tres o cuatro besos en el mismo sitio, antes de abrir ligeramente su boca y hacer contacto también con su lengua en la piel del de cabello negro.

-Mmm...- Ballister puso su brazo izquierdo en la cabellera rubia mientras que con el brazo de metal se apoyaba de la mesa quedando apenas un poco sentado en ella.

El rubio después de haber humedecido bien la zona, clavo con un poco de fuerza sus dientes comenzando a succionar, mientras seguía acariciando lo que podía con su lengua, para que no doliera tanto la mordida.

-¡Ahg!- se quejó bajito.

Ambrosius lentamente se separó y observó con orgullo el lugar del cuello que había atendido con anterioridad observando como se ponía ligeramente rojo, pero sabía que en cuestión de unos minutos sería más notable un tono morado-rojizo.

Pero regresó su boca al lugar, esta vez para lamer con cuidado, como si esperara que con esa acción dejara de dolerle a Ballister.

-Oiga Jefe, ¿Qué vamos a come..?.- la pelirosa se quedó callada al ver la posición en la que ambos se encontraban los adultos.

-¡Ooolvidelo!.- se hizo un pajarito y salió de la casa no sin antes decir: - ya entendí, ustedes ya están comiendo, buen provecho, comeré algo afuera.-

Ballister empujó a Ambrosius para poder bajarse de encima de la mesa y acariciar con cuidado su cuello en donde se encontraba la marca.

Ambos se miraron entre sí y sonrieron algo tímidos.

-Quizás deberíamos ir por ella y aprovechamos a comer en algún lado...- sugirió Ballister, con un ligero tono carmesí en sus mejillas.

-Si... ¿Nachos?-

-Nachos.-

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Día #3: Chupón. ✔️

(Sí, sí, está algo raro, lo sé

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(Sí, sí, está algo raro, lo sé.
Lo hice pero en putiza así que... no se, espero que les guste)

Una Pareja Dispareja (Ambrosius x Ballister)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora