CAPÍTULO 14 "M*ERDA"

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Me puse de rodillas para limpiar el escusado y sentí un jalón de mi cabello.

-Tú no vas a estar aquí de gratis, recuerdas. -Dijo Chelsea jalando de mi cabello.

-Aquí es donde la mierda como tú debe estar, con más mierda. -Dijo Rubí acercándose a mi rostro.

-¡Dejenme en paz!. -Exclame tratando de safarme de su agarre.

-Las esclavas no tienen derecho a hablar y menos las mierdas como tú.

Chelsea me tomó con fuerza e intento meter mi cabeza al escusado.

-No, no, no, no. -Dije poniendo mis manos alrededeor de este para evitar que me metiera. -Chelsea, no lo hagas, te lo ruego, por favor, por favor. -Supliqué.

De pronto sentí como me tomaban de las manos, y mi cabeza ya estaba dentro del escusado. Por la desesperación no pude evitar abrir la boca o querer tomar aire. Me sentía morir.
Me saco del escusado y me miró con asco.

-Iugh. Así es justo como quería verte. -Me miró fijamente, podía ver la felicidad en su mirada. -Pidiendo, rogando, implorando que te dejé.  Pero que crees... Ya es muy tarde. -Sonrió.

-No, no, no...

Volvió a meter mi cabeza al escusado y me desespere tanto que empecé a patalear.
Me saco y me aventó a un lado, haciendo que chocará con el escusado de al lado, alcance a meter las manos, si no me hubiera golpeado la cabeza.

-La mayor mierda de Hollywood.  -Dijo Rubí.

Ambas rieron. Se burlaban de mí a carcajadas. No evite llorar desconsolada, me sentía en el mismísimo infierno, ya no aguantaba esos malos tratos y no quería seguir aquí.

Ambas salieron del baño y me quedé tirada temblando de miedo.

-¿Por qué me está pasando....?.

Sin poder aguantarlo, vomité. Tenía demasiado asco, quería salir de ahí, pero tenía miedo. Miedo a que me vieran o se burlaran de nuevo de mí.  No toleraba más el olor a excremento y ni siquiera quería verme, sabía que me vería horrible y asquerosa.

No tuve alternativa y salí. Todas me vieron y se rieron a carcajadas. Parecía una niña pequeña sufriendo las burlas y acoso de todos, como en la escuela, cuando los chicos malos te hacían algo y todos los demás se burlaban a carcajadas y te ponían apodos estúpidos.
Corrí a las regaderas y sentí que alguien corrió detrás de mí.

Me pegué al azulejo y lloré desconsolada. Me tape el rostro y quería lavarme, me daba asco la sensación de tener excremento en mi rostro y cuerpo.

-Toma. -Dijo alguien desde la puerta.

Miré a la puerta y vi a Tatum entrar con un jabón.

-No creo que con solo agua te quites el mal olor y demás. -Se acercó y me extendió su mano con el jabón.

La mire un poco desconfiada y tomé el jabón. Abrí una regadera y me quite el vestido para meterme al agua y lavarme.

-De seguro estas aquí para burlarte de mí también. -Dije al darme cuenta que seguía aquí.

-No. No. De hecho, quería saber si estabas bien...

-No seas hipócrita. -Interrumpí. -Si quieres algo dime...

-No me conoces. Eres mi compañera de celda y no se me hace justo que Chelsea y Rubí se comporten así contigo sin motivo alguno. -Cruzo sus brazos. -Ellas son algo rudas con las demás, pero contigo es muy diferente.  -Fruncio el ceño.

-Chelsea y yo nos conocíamos desde antes de que yo entrará aquí. -La mire mientras me lavaba el cuerpo. -Ella trabajaba en el mismo estudio de filmación al que yo entré y fuimos candidatas a un protagonico y me eligieron a mí. Desde entonces ella se quizo empeñar en dañar mi imagen y la del estudio.

-Wow. Desde que la conocí supuse que sería el típico estereotipo de la chica que tiene lo que quiere cuando quiere, o si no se aferra a ello. -Sonrió.

-Si. No dudaría que me llegase a matar por sus ideas estúpidas.

-¡Presa Brooke Jensen 515. Tienes visitas!. -Dijeron por la bocinas.

-Parece que tienes visita. -Cerró la llave y me miró.

-Debe ser mi abogado.

Tomé mi vestido y me lo puse, aunque olía muy mal, no podía darme el lujo de lavarlo.

Tatum se había comportado de una linda forma. Se veían sinceras sus acciones, pero aún no podía cantar victoria.

Fui a la sala de visitas y ahí estaban Hanna y Sebastian.
Me acerque a Hanna y me noto mal, me sentía vulnerable ante ella, quería sacar todo lo que tenía dentro de mí.

-¿Qué tienes?. -Se acercó a mí y me tomó de los hombros, pero luego arrugó la nariz en signo de desagrado. -¿Y por qué hueles tan mal?.

-Hanna. -Dije con la voz hecha un hilo. -Tienes que sacarme de aquí... Pero ya...

Me lance a ella y lloré desconsoladamente. A pesar de mi mal olor, Hanna me abrazo fuertemente y no me soltó.

BROOKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora