T¹|| 𝓛𝓸𝓼 𝓬𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓭𝓮 𝓜𝓲𝓴𝓮 𝔂 ¿______?

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—A ver, por última vez ______, el pienso de Willy no es comida, al menos no para ti —dijo Trollino haciendo énfasis en el primer “no”

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—A ver, por última vez ______, el pienso de Willy no es comida, al menos no para ti —dijo Trollino haciendo énfasis en el primer “no”.

—A'fin que ni quelía —respondió la niña mientras se subía a su silla y su hermano le pasaba un platito de plástico con cereal, ______ le dió un bocado—. ¡Éto sí etá lico! ¿Queles?

El azabache negó mostrándole su plato también, ambos siguieron desayunando hasta que Mike entró a la cocina con algunas ojeras bajo sus ojos.

—¡Ben día Mai'! ¿Queles? —la menor sacó una cucharada de su comida y se la ofreció al canino.

—No gracias ______, pero buenos dí… ¡¿Se puede saber que hace el perro comiendo ahí arriba?! —exclamó sorprendido.

—Buenos días Mike —respondió el mayor sin importarle el asunto.

—¿Y se puede saber que hace comiendo en uno de mis tazones?

—Él solito lo agaló —aclaró ______ mirando a su mascota preferida.

—¿Verdad que sí, Willy? —dijo Trolli acariciando al canino de pelaje negro.

—¿Pero qué dices? Si no llega al armario.

—Ahora sí, le he puesto una escalera con la que puede llegar al armario y agarrar lo que necesite —mientras Willy subía, la menor pudo darse cuenta de las escaleras puestas. A ella nunca le habían puesto nada.

—¡No me lo puedo creer, cuando yo llegué a esta casa no me pusiste ninguna escalera! —______ asintió después de Mike.

—¡A mí ta'poco me pusites una eca… esa… una ecalela!

—Pues ahora pueden usarla para llegar al grifo y fregar algún plato, que todo me toca limpiarlo a mí.

La de cabellos (T/c) miró al chico, totalmente indignada, ella había sido la consentida de su hermano desde que tenía memoria y desde que había llegado a vivir con él. Apartó su plato dejándolo sobre la mesa y se bajó para irse junto a Mike.

—Pues que te ayude el perro ya que es tan listo, vámonos ______.

—______, como siempre le sigas la corriente a Mike algún día te va a traer problemas.

—Mai' me ha quelido mucho dulante cuato años —mostró sus dedos haciendo el cuatro hacia la cocina—. Mientas que mi hemano me camió pol un pelo en cuato segunos —molesta, se alejó junto a su mascota a la planta de arriba y se separaron cada uno a su habitación.

Mike buscaba por todos lados su caja con cosas para morder mientras la menor buscaba en su habitación una pelota de tenis que ni siquiera sabía de dónde había sacado. Pero estaba casi segura que se la había regalado Raptor.

—¡Trolli, ¿No viste mi caja amarilla?!

—¿Tu qué? ¿Cuál tortilla?

—Mi caja a-ma-ri-lla. La de las cosas para morder —gritó esperando ser oído.

¡¿Una niña?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora