T¹|| 𝓜𝓲𝓴𝓮, ______ 𝔂 𝓣𝓻𝓸𝓵𝓵𝓲 𝓿𝓪𝓷 𝓪 𝓹𝓻𝓲𝓼𝓲𝓸́𝓷

349 23 56
                                    

Mientras tanto, bajo el manto de la noche, en la residencia número 21 del sector cinco se encontraba un chico de cabellos negros durmiendo plácidamente junto a su perrito de color negro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras tanto, bajo el manto de la noche, en la residencia número 21 del sector cinco se encontraba un chico de cabellos negros durmiendo plácidamente junto a su perrito de color negro. Se encontraba descansando, pues después de tanto tiempo podía dormir sin que algún llanto o petición lo despertara a las tres de la mañana.

Y aunque estaba preocupado por la pequeña, sabía que se encontraba en buenas manos. Mientras estuviera con Raptor nada malo iba a pasarle, no es como que en lugar de una pijamada estuvieran en medio de un robo, ¿Verdad?

—¡FBI abra la puerta! —gritos y golpes por toda la casa le hicieron despertar asustado.

Decenas de policías entraban sin control por toda la casa, esto lo tenía conmocionado, ¿De dónde habían salido tantos? Y lo más importante, ¿Qué hacían en su casa a altas horas de la noche?

Willy ladraba enfurecido a los policías, tampoco entendía el motivo del allanamiento tan tarde. Trolli solo gritaba y más cuando le rocearon gas pimienta sobre los ojos, sin previo aviso un grupo de policías lo cargó sacándolo de su casa sin explicación alguna.

—¿A dónde me llevan? —preguntó mientras tallaba sus ojos reconociendo las sirenas bicolor de los carros de policía—. ¡Soltadme! ¡No, no, no, socorro! ¿Pero qué hacen?

Sin ningún tipo de cuidado lo lanzaron al interior de uno de los carros, lugar donde se encontró con quiénes menos podía esperar en ese momento.

—¿______? ¿Mike? —cuestionó mientras entrecerraba los ojos sin poder creerlo. El par se encontraba frente a sus ojos, ambos esposados y Mike con un bozal.

—¡Mike, ______! ¿Qué han hecho está vez? —regañó sin entender nada de lo que pasaba.

Minutos más tarde se encontraban los tres encerrados en una celda de la estación de policía. Trollino daba vueltas sin parar observando a los responsables quienes solo escuchaban atentos.

—¡No me lo puedo creer! ¡Es que no me lo puedo creer! ¡¿Cómo se les ha ocurrido hacer una cosa así?! ¡¿En qué demonios estaban pensando?! —dijo totalmente molesto con ambos, ______ jugaba con sus manos mientras miraba el suelo.

—Era para tí —susurró Mike. La niña a su lado asintió.

—¿Qué? ¿Para mí? ¡¿Me han visto cara de idiota o qué?!

—¿Por qué les grita? —preguntó el oficial a cargo—. Le grita al perro y le grita a la niña que ni lo entiende.

—¿Éstos dos? —los señaló con culpa—. No son ni un perro ni una niña, son unos sinvergüenzas, eso es lo que son —______ se recargó en su compañero, ¿En qué momento creyó que era una buena idea?

—¡Hacen lo que les da la gana y siempre se salen con la suya! —Mike empezó a comportarse como un perro normal mientras lamía amistosamente a la menor. El guardia se rió—.¿Pero no ve que están fingiendo? ¿Qué morro tienen? No han hecho eso en su vida.

¡¿Una niña?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora