T¹|| 𝓔𝓵 𝓪𝓽𝓪𝓺𝓾𝓮.𝓮𝔁𝓮

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Mientras tanto, en otro lugar del vasto universo se encontraba el chico de cabellos azabaches confundido

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Mientras tanto, en otro lugar del vasto universo se encontraba el chico de cabellos azabaches confundido. Había logrado escapar, con ayuda de Willy, de esa cueva donde estaba encerrado, ahora lo que tenía en mente era a su pequeña hermanita: ¿Dónde estaría?

Siguió avanzando hasta encontrarse con una nave y curiosos tripulantes de la misma, estos parecían un tanto extraños, pues mientras los demás actuaban con normalidad, el que estaba vestido de color verde se encargaba de eliminarlos uno a uno. En cierto momento, llegaron a eyectar de la nave al de color rojo.

—¿Por qué han hechado a ese? Si ha sido el de color verde —señaló Trolli, el pequeño individuo volteó a verlo de manera no muy amistosa.

[ … ]

Siguiendo con los mejores amigos y sus contrapartes del mundo oscuro, haciendo un acuerdo con el canino mayor acerca de un intercambio.

—Liberaré a tus amigos si prometes que ocuparas su lugar.

—¿Se puede saber qué tiene que ver ésto contigo? ¿Por qué no se marchan y nos dejan en paz? —cuestionó Mike.

—Ojalá fuera así de sencillo Mike, pero no lo es —respondió la chiquilla.

—Aunque no lo creas, estamos…

—Estas —corrigió molesta la de pupilas rojas.

—Estoy ayudándote —siguió el exe.

Mike lo pensó un momento, paso su vista entre su dueña y el respectivo exe de la misma. Quizá sus palabras si habían logrado darle algo de conciencia, no quería saber que su ______ terminaría viviendo en un espejo por el resto de su vida.

—¿M-me prometes que no les harás daño? —miró a ______.exe—. ¿Y qué ella se marchara para dejar en paz a mi dueña?

—Por supuesto… —aseguró el exe sin tomar en cuenta a la niña.

—Que no —finalizó la exe.

Pasaron algunos minutos mientras Mike reflexionaba acerca de todo, significaba marcharse, jamás volvería a ver a nadie de sus conocidos, significaba no más juegos con la pequeña, significaba el fin de todo.

—Esta bien —aceptó con tristeza—. Tráelos de vuelta y me marcharé. Pero por lo menos deja que me despida de ellos.

—¡No Mai'! ¡No dejes tú ta'en! —lloró la menor acercándose a su mascota.

—Solo despedirse, ¿Entendido?

—Sí, solo despedirme —asintió el perrito.

¡¿Una niña?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora