Si tan sólo un roce tuviera
Y de tus besos yo al fin bebiera
Tuyo siempre sería
Y mi vida llena y plena estaría
¿Qué no ves como sufro?
De sólo esperar un suspiro tuyo
Podría pasar mil noches en desvelo
Podría dedicar mi vida al ayuno
Si tan solo uno solo uno solo
Uno solo te dignaras a dar
Un beso y jamás te voy a soltar
Prendido de tus labios hasta el final de mis días
Mi corazón tú siempre tendrías…
Aquel día era sábado, después de todo el trabajo que el día anterior le había representado, Jakotsu se sentía muy feliz y pleno, completamente enamorado de la imagen que había creado para su escritor favorito, para él había sido todo un honor, y era una pena que no pudiera ir a la firma de autógrafos pero, como Miroku le dijo para levantarle el ánimo, había pasado mucho tiempo a solas con Sesshoumaru, e incluso había tenido oportunidad de verlo sin camisa y tocar su piel lo que sonrojaba brutalmente al artista… bueno quizás no tan solo, Bankotsu había estado muchas veces ahí presente con su mirada fija sobre ellos… ¿eran celos? A Jakotsu se le escapaba una sonrisa cada vez que lo pensaba, era tan lindo sentir que alguien pudiese celarlo, pero era una ilusión infantil se decía a sí mismo, ese sábado había decidió ir a buscar a Bankotsu e invitarle a desayunar a un lindo lugar, pues con lo mucho que Sesshoumaru le ha pagado por su excelente trabajo podría darse muchos lujos ahora, claro que él le dijo al millonario que el sólo hecho de hacerle la imagen era más que un milagro divino para él y que no necesitaba nada, ni siquiera un gracias, pero Sesshoumaru le insistió en hacer valer su trabajo, y le obligó a tomar el cheque de muchos, muchos ceros…
- Ne Ban ¿estás en casa? – preguntó tocando la puerta del departamento de Bankotsu, los padres del chico vivían en otra provincia, su hijo vivía en Tokio para estudiar la universidad, así que compartía su piso con otro compañero que aun no conocía Jakotsu…
- ¿tú quien eres? Ah…. Que cara tan bonita, tú no eres la pizza que ordené preciosa pero…– un chico alto, más alto que Jakotsu, de cabello trenzado como Bankotsu pero más desenvuelto y francamente algo adonis se inclinó hacía el chico, recargándose en el marco de la puerta que recién abría, Jakotsu se sonrojó un poco por el halago…
- Soy… Sa…Sakura Ja…
- ¿Qué haces aquí? – no pudo terminar de decir su nombre cuando un despeinado y bostezante Bankotsu se apareció… - oww... y tan temprano – dijo tallándose los ojos…
- Vine a invitarte a desayunar ¿no quieres? – dijo con una gran sonrisa de sólo verlo… le apreció tan lindo adormilado, quería abrazarlo como a un cachorrito… pero sabía que no podía hacer eso…en vez de eso se quedó quieto en la puerta, así tan arreglado, esperaba que Bankotsu notara que se ha esmerado sólo por salir con él, esta vez se ha hecho una coleta de lado, rizado las puntas de su cabello azabache y arreglado su flequillo hacía un lado de su cara, contrario al de su coleta para contrastar; un maquillaje muy tenue de polvo de arroz solamente, un poco de delineador y rímel, muy natural; y brillo en sus labios por sí… a Bankotsu le entrara otra vez la locura de besarle… lo que fuera, quería oler bien, así que se dio un baño en la tina con sales aromáticas y aceites para tener la piel suave y de aroma primavera;, arregló sus cejas, pintó sus uñas de un rosa Sakura para hacer honor a su apellido, vestido con un pantalón de piel entallado y botines de gamuza color miel, una playera roja que marcaba su cintura y dejaba ver los huesos de su clavícula y cuello, traía varias pulseras de metal que sonaban al mover sus manos, un bolso negro pintado por el mismo con igualmente flores de cerezo, era la época del hanami, donde podía ir a comer debajo de los cerezos y ver los pétalos caer, y tenía ilusión de hacer aquello por primera vez en su vida… con Bankotsu a su lado…
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Masochist: adicto al dolor.
FanfictionInuyasha está atrapado en una relación tóxica y codependiente, acostumbrado al dolor, no parece encontrar salida a su peligrosa forma de ser "amado", hasta que un día su rutina cambia con la llegada al edificio de Sesshoumaru, quién es en secreto el...