Cap. 20: Somos puntos suspensivos....

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Sesshoumaru repasaba sus notas, una a una de su puño y letra, analizando el progreso de Inuyasha en aquellos días a su lado mientras esperaba pacientemente a que su terapia con Byakuya terminara…

Día 1.

Inuyasha se mostraba inseguro y muy temeroso. Me encantaría partir a golpes a ese maldito de Naraku, pero ahora me preocupa más Inu, lo cargué y puse en su nueva alcoba, si él quisiera yo lo llevaría todas las noches a nuestro lecho y cuidaría su sueño para siempre. Le ha gustado la cocina, pero no quiso cocinar, debo preguntarle a Byakuya si sería buena terapia ocupacional o no.  sonrió unas pocas veces, 3 en todo el día, muy pocas para tener una sonrisa tan bonita, los chicos le animan, nadie quiere entristecerlo más, nadie toca el tema del ataque, él a veces dice cosas muy sombrías para sí mismo y acto seguido niega con la cabeza y se obliga a sonreír. Las sonrisas a la fuerza no las cuento. De noche no pude dormir, pensando en él, cada vez que cierro los ojos lo veo en ese charco de sangre abrumado y llorando, no me perdono no haber  visto la verdad  a tiempo, yo debí protegerlo de ese monstruo. Escuché sus gritos, me pidió dormir a su lado, estaba temblando y sudaba frío entre mis brazos, se sentía como tener algo muy delicado y valioso en los brazos y saber que depende totalmente de ti para no quebrarse en mil pedazos. Si supiera lo que siento por él ¿confiaría en mí para protegerlo en primer lugar? Me asusta mucho decírselo y que él huya de mí, no soy como el otro, soy sólo yo, tratando de hacer de mis brazos un nido que lo acobije, un muro que lo proteja, una manta que le quite el frío…

Día 5.

Hoy Kana y Sango trataron de hacer galletas. La casa se llenó de humo negro y debimos evacuar, Kouga nos dejó quedarnos en su mansión. Tuve que ayudar a Inuyasha a salir del lugar lo antes posible, aun se encuentra débil, o yo así lo siento, a veces creo que peco de sobre protector ¿es culpa o amor? Me cuesta entender esto que siento, y ni escribiendo mil poemas podré entenderlo ¿eso lo hace amor no? Como sea por ahora mi prioridad es Inuyasha, su recuperación, aunque respirar humo negro no sea lo mejor, al final todos hemos reído a carcajadas con las galletas carbonizadas que creo ha hecho mucho bien al alma, además fue una buena excusa para que Inu saliera de la casa, no parecía con intenciones de hacerlo, corriendo mansión afuera noté como miraba mi jardín de rosas. Decidí cortarle algunas todas las mañanas.

Día 10.

Creo que cortar las rosas con mis propias manos es un acto más que romántico algo estúpido. Traigo varias heridas por las espinas, no he querido decirle a Inuyasha nada sobre que yo soy quien le deja rosas recién cortadas del jardín todos los días sobre su mesita en la sala de su habitación, en un jarrón de fino cristal, él piensa que es parte de la decoración de la casa o algo que pedí al jardinero, hoy al interrogarme sobre ello sólo pregunté ¿te gustan? Y ante su sonrisa y su dulce sí fui demasiado feliz. Seguiré espinándome las manos, después de todo si quieres rosas debes probar las espinas. Lo sé unos guantes serían menos dolorosos, pero no sé, el acto en sí de escogerlas con cuidado y armar el ramo y pincharme de vez en cuando lo hace intrigante, jamás regalé flores, no en el sentido romántico real, no hasta ahora. Inuyasha ya pasea por los pasillos de a poco, pero sigue inseguro, cabizbajo a momentos, llora cuando nadie lo mira. Byakuya dice que es normal y que sea paciente, pero me quiebra el corazón verlo sufrir por más que me esfuerce en lo contrario.

Día 15.

Estoy muy enamorado. Confieso que la idea me tenía asustado y asombrado, pero el “creo” está sobrando últimamente en mi vocabulario cuando se trata de él, ¿Qué ha hecho? Nada realmente, ser él y sólo él, en las subsecuentes noches alguien ha tenido que velar el sueño de Inuyasha, por mí lo haría a diario, pero cuando lo tengo en mis brazos soy incapaz de dormir nada por la ansiedad, es mucha la excitación que provoca a mi sistema nervioso el tenerlo cerca, tan cerca, me he acostumbrado al olor de rosas en sus cabellos y a los suspiros que sueltan al dormir sus labios rojos; pero cuando se me han notado las ojeras muy marcadas en los ojos otros se han ofrecido, Kohaku y Miroku me han apoyado en ello. Pero como dije estoy enamorado, y es aterrador y maravilloso… he aquí parte de la charla que hemos tenido hoy paseando por el jardín de rosas…

Masochist: adicto al dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora