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El aroma a café y croissants recién horneados llenaba el pequeño café parisino mientras Samantha hojeaba las páginas de su portafolio de fotografías. Había logrado convertirse en una exitosa fotógrafa en la Ciudad de las Luces, pero a pesar de su éxito profesional, su corazón seguía atado a los recuerdos de su infancia.

Un día soleado, mientras caminaba por las calles empedradas de París, su mirada se cruzó con un hombre de cabello oscuro y ojos brillantes que admiraba una pintura en la vitrina de una galería de arte cercana. Su corazón dio un vuelco al reconocer a Félix, el chico con quien había compartido risas y aventuras en su juventud.

Samantha se quedó paralizada por unos segundos, sintiendo una mezcla de emociones encontradas. Aquel primer amor, que creía haber dejado atrás en el pasado, volvía a su mente como una ola de nostalgia y dolor. No estaba preparada para enfrentarse a los sentimientos que habían quedado sin resolver.

Tragó saliva y desvió la mirada, buscando escapar de ese encuentro inesperado.

Félix se encontraba absorto en las pinturas de la galería cuando, de repente, su mirada se detuvo en una figura familiar que pasaba por el frente de la vitrina. Aunque habían pasado muchos años desde su última vez juntos, no podía confundir esa silueta. Era Samantha, la chica que había dejado una profunda huella en su corazón desde la infancia.

Un torbellino de emociones lo invadió mientras la observaba alejarse. El deseo de acercarse y preguntarle por qué lo dejó en la adolescencia lo consumía, pero también estaba consciente de que ese momento podía ser demasiado abrumador para ambos.

Se debatió internamente por unos instantes, pero finalmente, el impulso y la curiosidad lo llevaron a seguir a Samantha. Manteniendo una distancia prudente, siguió sus pasos por las calles empedradas de París, sintiendo la necesidad de entender lo que había sucedido entre ellos en el pasado.

Finalmente, la alcanzó cerca de un romántico puente sobre el río Sena. Respiró hondo antes de acercarse a ella con paso cauteloso.

—¡Samantha!—Grito Félix, tratando de que su voz no temblara. Ella no se detuvo y siguió su camino fingiendo ignorarlo.

—Sí, soy yo, Felix—Gritó él.

Samantha bajó la mirada y suspiró. Al darse vuelta la intensidad en los ojos de Félix la hizo sentir vulnerable, y las emociones del pasado resurgieron en su interior. Sabía que no podía esquivar la conversación que tanto tiempo había evitado.

—Hemos pasado tanto tiempo separados, pero no he podido dejar de pensar en ti. Quiero saber por qué nos separamos, por qué dejaste todo atrás.

—Félix, fue difícil para mí también—admitió con sinceridad.—Cuando nos separamos, fue una época complicada para ambos. Sentí que debíamos seguir caminos diferentes para encontrarnos a nosotros mismos y perseguir nuestros sueños . No quería arrastrarte a mis propios problemas e inseguridades.

Félix la escuchaba atentamente, tratando de comprender su perspectiva. Si bien comprendía las razones detrás de su decisión, sentía que algo le ocultaba .

—Entiendo que necesitábamos crecer por separado, pero siempre me quedó la duda de si podríamos haber superado juntos esos obstáculos—confesó Félix con un brillo de nostalgia en sus ojos.

—No Felix, no podíamos apenas éramos unos niños de 16 años, no hubiéramos podido superar eso juntos.

Sin esperar una respuesta, Samantha se dio la vuelta y comenzó a alejarse, dejando a Félix con el corazón en la garganta y las emociones enredadas en su interior. El destino había vuelto a entrelazar sus vidas.

Félix se encontraba decidido a encontrar a Samantha y hablar con ella después de la revelación que le había hecho. No podía sacarse de la cabeza que aún faltaba algo por decirle.

Recordando que Samantha era una exitosa fotógrafa en París, Félix decidió que la mejor manera de encontrarla era buscar información en línea. Tomó su teléfono y comenzó a buscar por los sitios web de galerías de arte y estudios de fotografía en la ciudad.

Después de un tiempo de búsqueda, finalmente encontró una pista que lo llevó a una prestigiosa galería de arte que estaba exhibiendo una colección de fotografías de Samantha. Una sensación de esperanza lo invadió, y con determinación, se dirigió hacia el lugar.

Al llegar a la galería, Félix se sintió abrumado por la belleza de las imágenes capturadas por Samantha. Cada fotografía era una obra maestra, y era evidente que su talento había florecido con el paso de los años.

Se acercó a un empleado de la galería y preguntó tímidamente si Samantha trabajaba allí.

—Lo siento, pero Samantha no trabaja aquí en la galería—respondió el empleado amablemente.

Félix sintió un ligero desánimo, pero no se rindió. Decidió preguntar a otras personas cercanas si conocían algún lugar donde ella pudiera trabajar.

Después de algunas preguntas adicionales, Félix obtuvo otra pista que lo llevó a un estudio de fotografía ubicado en el corazón de la ciudad. Sin perder tiempo, se dirigió hacia allí con la esperanza de encontrarla.

Al llegar al estudio, Félix se sintió nervioso mientras miraba a través del cristal de la puerta. Finalmente, reunió el coraje suficiente y entró.

Un ambiente cálido y acogedor lo recibió, y al fondo del estudio, vio a una figura familiar que estaba enfocada en ajustar una cámara. Era Samantha.

Con el corazón latiendo con fuerza, se acercó lentamente. Antes de que pudiera decir una palabra, Samantha lo vio reflejado en el lente de la cámara y giró para enfrentarlo.

Sus miradas se encontraron, y una mezcla de sorpresa y emoción se reflejó en sus rostros. Félix pudo notar una chispa de esperanza en los ojos de Samantha, pero también un rastro de incertidumbre.

—¿Que pasó Felix?

—Samantha, se sincera conmigo ¿Porque me dejaste?

—Ya te lo dije ayer.

—No me convence tu respuesta—Samantha solo se encogió de hombros

—Esa es la respuesta, no hay más, ahora por favor retírate.

—Entiendo, Sammy—respondió Félix con un tono apagado.—No quiero presionarte ni hacerte sentir incómoda. Si necesitas tiempo, lo tomaré.

Samantha asintió con gratitud, sabiendo que Félix era comprensivo y respetuoso. Se levantó del asiento y se acercó a él, colocando una mano con delicadeza sobre su mejilla.

—No sabes cuánto significó para mí verte aquí hoy— dijo Samantha con sinceridad. —A pesar de todo, valoro mucho los recuerdos que tenemos juntos y aprecio que hayas venido a escuchar mi verdad.

Félix cerró los ojos por un momento, absorbiendo el cálido gesto de Samantha.—Nuestro pasado juntos es algo que siempre llevaré conmigo. Y si alguna vez necesitas hablar o estar cerca, estaré aquí para ti—respondió con ternura.

Samantha sonrió con tristeza, sintiéndose agradecida por la comprensión de Félix. —Lo sé, y te lo agradezco de todo corazón.

Después de un último vistazo, Félix se dio la vuelta lentamente y se dirigió hacia la puerta del estudio. Aunque su corazón estaba lleno de nostalgia y una parte de él deseaba quedarse, sabía que darle espacio a Samantha era lo correcto en ese momento.

—Samantha, cuídate—murmuró antes de salir.

Ella asintió, con los ojos vidriosos por la emoción que sentía. —Tú también, Félix. Nos mantendremos en contacto.

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Dicen q comienzo feliz, final triste.
Comienzo triste, final feliz :3

-ˏˋ⋆ Trazos en la ciudad de las luces ⋆ˊˎ- Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora