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Samantha y Félix se encontraban sentados en un acogedor restaurante, disfrutando de una cena íntima a la luz de las velas. La atmósfera era cálida y relajada, y ambos parecían estar disfrutando de la compañía del otro.

Félix tomó un sorbo de su vino y sonrió mientras miraba a Samantha. —Debo decirte que estás radiante esta noche—elogió con sinceridad.

Samantha se ruborizó ligeramente, agradecida por el cumplido.—Gracias, Félix. Tú tampoco te quedas atrás—respondió, devolviéndole la sonrisa.

Félix tomó su mano con suavidad. —Samantha, quiero agradecerte por aceptar salir conmigo nuevamente. Sabía que había algo especial entre nosotros desde nuestro primer encuentro—expresó, buscando su mirada.

Ella asintió, sintiéndose reconfortada por sus palabras. —Sí, también sentí esa conexión. Es como si el tiempo no hubiera pasado desde que nos conocimos en la infancia—admitió, recordando los momentos compartidos en su juventud.

Félix sonrió con nostalgia. —Recuerdo esos días con tanta claridad. Tuvimos una conexión única desde el principio—añadió, dejando escapar una pequeña risa.

Samantha se animó a preguntar lo que estaba en su mente. —Félix, ¿alguna vez te preguntaste qué era de mi vida?—inquirió, buscando respuestas a esa etapa turbulenta de su vida.

Félix la miró con seriedad. —Sí, muchas veces. Aquella separación fue dolorosa para ambos, pero nunca supe qué pasó exactamente—confesó, buscando sinceridad en sus ojos.

Samantha se tomó un momento antes de continuar. —Fue una combinación de circunstancias y decisiones difíciles. Yo tenía miedo de enfrentar la verdad y te dejé sin explicaciones—admitió con pesar.

Ambos parecían estar disfrutando de la compañía del otro, pero Samantha sabía que había algo importante que necesitaba contarle a Félix.

Félix notó que Samantha se veía pensativa y con un poco de nerviosismo. —¿Estás bien, Samantha? Pareces un poco inquieta—preguntó con preocupación.

Samantha tomó un sorbo de agua y miró a Félix a los ojos. —Sí, estoy bien. Solo hay algo que necesito contarte, pero es complicado—respondió, intentando encontrar las palabras adecuadas.

Félix asintió, dando muestras de su apoyo. —Estoy aquí para escucharte, Samantha. Puedes decirme cualquier cosa—aseguró con suavidad.

Samantha se sintió reconfortada por su amabilidad, pero sabía que no podía decirle la verdad en ese momento. No quería arruinar la noche ni poner en riesgo lo que estaba empezando a construir con él.

—Eso significa mucho para mí, Félix, pero hay algunas cosas que necesito resolver antes de hablar contigo sobre este tema—respondió cuidadosamente.

Félix la miró con curiosidad, pero respetó su deseo de no hablar en ese momento. —Está bien, Samantha. No quiero presionarte. Cuando te sientas lista, estaré aquí para escucharte—afirmó con una sonrisa comprensiva.

Samantha le agradeció con una sonrisa agradecida. —Gracias, Félix. Te prometo que cuando sea el momento adecuado, te lo contaré todo—dijo con sinceridad.

Durante el resto de la cena, ambos continuaron disfrutando de la velada, compartiendo risas y conversaciones amenas. Aunque había un tema importante en el aire, Samantha decidió que era mejor esperar y encontrar el momento adecuado para contarle la verdad a Félix

Cuando terminaron la cena, Félix tomó su mano y la miró a los ojos con cariño. —Ha sido una noche maravillosa, Samantha. Me alegra que hayamos tenido esta oportunidad de volver a estar juntos—dijo con dulzura.

Samantha sonrió, sintiéndose agradecida por la comprensión y el respeto que Félix le mostraba. —Gracias a ti, Félix. Ha sido una velada especial—respondió con sinceridad.

Samantha sabía que había tomado la decisión correcta al no contarle la verdad en ese momento, pero también sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo.

Después de la cena, Samantha y Félix caminaron juntos por las calles iluminadas de la ciudad. La tensión entre ellos era palpable, pero también había una sensación de conexión especial que los envolvía.

—Gracias por acompañarme hasta mi departamento, Félix. Ha sido una noche increíble—dijo Samantha con una sonrisa tímida.

Félix tomó su mano con suavidad. —La noche ha sido maravillosa, pero lo más importante es que estoy feliz de estar contigo nuevamente—respondió con sinceridad.

Félix acarició suavemente su mejilla. —La noche ha sido perfecta porque he estado contigo. Gracias por darme esta oportunidad—dijo con ternura.

El ambiente estaba cargado de emoción, y ambos sentían la atracción que había entre ellos. Lentamente, Félix se acercó a Samantha y rozó sus labios en un suave beso. Fue un gesto lleno de cariño y cuidado, pero también de deseo y pasión.

Samantha se dejó llevar por el beso, sintiendo cómo sus emociones se mezclaban. Quería decirle la verdad a Félix, pero el temor de cómo reaccionaría la mantenía en silencio.

Cuando se separaron, Félix la miró a los ojos con cariño. —Samantha, no puedo negar lo que siento por ti. Ha sido un reencuentro mágico y no puedo esperar a seguir conociéndote mejor—expresó con sinceridad.

Félix tomó su mano con ternura.—Samantha, sé que hay algo que te preocupa. Puedes confiar en mí, estoy aquí para escucharte y apoyarte en lo que sea que estés pasando—aseguró, mostrándole su comprensión.

Ella se sintió tentada a contarle la verdad en ese momento, pero algo la detuvo. Sabía que era un tema delicado y que necesitaba encontrar el momento adecuado para revelarle que Sophie era su hija.

—Sí, hay algo que quiero decirte, pero necesito un poco de tiempo para procesarlo y encontrar las palabras correctas—respondió con honestidad.

Félix asintió, acariciando suavemente su mano. —Tómate el tiempo que necesites, Samantha. Estaré aquí cuando estés lista para hablar—afirmó con cariño.

Con una última mirada llena de emoción, Samantha despidió a Félix y entró en su departamento. Mientras cerraba la puerta, sintió un torbellino de emociones. Sabía que debía contarle la verdad a Félix, pero también quería proteger a Sophie y asegurarse de que él estaría preparado para enfrentar la noticia.

-ˏˋ⋆ Trazos en la ciudad de las luces ⋆ˊˎ- Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora