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Félix estaba revisando unas viejas cajas guardadas en su desván cuando, entre los recuerdos del pasado, encontró una carta amarillenta. Reconoció de inmediato la caligrafía de Samantha y, con curiosidad, empezó a leerla.

"Querido Félix,

Espero que esta carta te encuentre bien. Hay algo que necesito compartir contigo y siento que esta es la única manera adecuada de hacerlo. Me encuentro en París, lejos de ti y de todo lo que conocía..."

Con cada palabra que leía, el corazón de Félix latía con fuerza, y una mezcla de sorpresa y angustia lo invadió. Recordaba aquel momento cuando Samantha se marchó, y en aquel entonces, nunca supo el verdadero motivo.

Sigue leyendo la carta y se encuentra con la revelación que cambia todo su mundo:

"...después de enterarme de una noticia que me ha abrumado. Sé que nuestra relación ha sido hermosa y llena de momentos especiales, pero también siento que es momento de que ambos sigamos caminos diferentes..."

Félix se detiene un instante, dejando que las palabras se asienten en su mente. Una sensación de asombro lo embarga al darse cuenta de la magnitud de lo que estaba leyendo.

Continúa con la carta, y en un último párrafo, todo toma sentido:

"Te amo con todo mi corazón, Félix. Siempre lo haré. Pero siento que este distanciamiento es necesario para que ambos podamos crecer como individuos." Samantha

Un torbellino de emociones lo atraviesa. La carta dejó en claro que el distanciamiento de Samantha no se debía a una simple decisión, sino a una situación más compleja de la que él nunca estuvo al tanto. Comprende que ella se fue porque estaba embarazada de su hija, Sophie.

Sintiéndose abrumado y con una mezcla de emociones, Félix guarda la carta cerca de su corazón. Ahora comprende las razones detrás de la partida de Samantha y el silencio que la siguió durante tanto tiempo.

Samantha decidió que era el momento adecuado para contarle a Sophie la verdad sobre su padre. La tarde era cálida y soleada, perfecta para un plan especial en familia. Así que, con una sonrisa en el rostro y un poco de nerviosismo, invitó a Félix y a Sophie a salir a tomar un helado.

Sophie estaba emocionada por el paseo y la perspectiva de un delicioso helado. Cuando llegaron a la heladería, eligieron sus sabores favoritos y se sentaron en una mesa al aire libre.

—Sophie, cariño, hay algo importante que quiero contarte. Recuerdas que siempre te he hablado de tu papá, ¿verdad?

Sophie asintió con curiosidad en sus ojos brillantes.

—Sí, mami, siempre me cuentas sobre él. ¿Dónde está?

Samantha miró a Félix, buscando su apoyo, y él le dio una sonrisa alentadora.

—Sophie, te presento a tu papá, Félix. Él es la persona que te quiere mucho y está aquí para ser parte de nuestras vidas.

Sophie miró a Félix, sorprendida, pero luego una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

—¿Eres mi papá de verdad?

—Sí, Sophie, soy tu papá de verdad. Desde ahora, estaré aquí para ti siempre que me necesites.

Sophie lo miró con una mezcla de emoción y curiosidad, y Samantha sintió que era el momento adecuado para explicarle más.

—Sophie, papá y yo nos conocimos hace mucho tiempo y, por diversas razones, no pudimos estar juntos hasta ahora. Pero eso no cambia el hecho de que él te ama mucho, al igual que yo.

Sophie asimilaba la información, pero estaba contenta y emocionada por tener a Félix como parte de su familia.

—¿Puedo llamarte papá?

—¡Claro que sí, princesa! Será un honor para mí.

Los tres compartieron un momento emotivo y especial, disfrutando de su helado mientras seguían conversando y aclarando las dudas de Sophie. Samantha sabía que este era solo el comienzo de una nueva etapa en sus vidas como familia, pero estaba segura de que juntos enfrentarían cualquier desafío que se les presentara.

La noche caía, y Samantha estaba preocupada porque Sophie tenía fiebre. La pequeña estaba acurrucada en la cama, sintiéndose incómoda y con el rostro enrojecido por la temperatura.

—No te preocupes, cariño. Voy a cuidarte y te sentirás mejor pronto.

—Mami, me siento mal...

Samantha sabía que necesitaba ayuda para cuidar de Sophie, así que tomó su teléfono y marcó el número de Félix. Sabía que podía contar con él, a pesar de las dificultades que habían enfrentado en el pasado.

—Hola, ¿qué pasa?

—Félix, Sophie está con fiebre y no puedo hacerlo sola. ¿Podrías venir a ayudarme a cuidarla?

—Por supuesto, estaré allí enseguida.

Pocos minutos después, Félix llegó a la casa de Samantha. Entró con su característica sonrisa y preocupación en sus ojos.

—Hola, pequeña valiente. ¿Cómo te sientes?"

—Hola, papi. Me duele la cabeza y tengo frío.

—No te preocupes, estaré aquí para cuidarte y hacerte sentir mejor.

Samantha agradeció la presencia de Félix, sabiendo que su apoyo sería fundamental en ese momento. Juntos, se turnaron para darle medicina a Sophie y asegurarse de que estuviera cómoda y abrigada.

—¿Quieres que te cuente un cuento para que te distraigas un poco?"

—Sí, por favor.

Félix comenzó a contar una historia, y poco a poco, Sophie se relajó y se sumergió en el mundo de la imaginación. Samantha observaba a su hija, sintiéndose agradecida por tener a Félix a su lado en ese momento difícil.

A medida que la noche avanzaba, Sophie se quedó dormida entre los cuidados amorosos de su madre y el reconfortante apoyo de su padre.

-ˏˋ⋆ Trazos en la ciudad de las luces ⋆ˊˎ- Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora