☆。CAPITULO 18。⁠☆

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Christopher.

Observó la foto y el encabezado de la portada del periódico.

En la foto, camino con Rachel en el parque con el par de latosos en nuestros brazos, por qué según ellos, se cansaron.

El nuevo ministro y su ¿Familia?

El día de ayer en la tarde se le vio al recién nombrado ministro caminar con una mujer que no pudimos identificar, al igual que con un par de niños, nos preguntamos: ¿Quién es la mujer?, ¿Quiénes son los niños?, ¿Por qué el ministro estaba con ellos?

Christopher Morgan tiene fama de ser frío, grosero y más adjetivos nada agradables, pero mientras se le veía compartir con los niños parecía...

Dejo de leer y también dejo el periódico de lado; Claro que no tardó nada en salir el anuncio, por eso no quería que salieran de momento. No se ve la cara de los niños ni la de Rachel, pero cualquiera que la conoce, se daría cuenta de que es ella.

El periódico llegó a la casa, por supuesto, no he salido hoy, por qué estoy esperando a que la mujer termine de arreglarse, además, los latosos aún no se levantan, por qué aún es temprano y lo más temprano que se pueden levantar es a las ocho de la mañana. Apenas dieron las siete, así que, no hicieron caso cuando los fue a ver.

Tenemos que partir, por muy tarde a las ocho y media. Si no los fui a sacar yo, es porque los chillones se enojan si no los dejan dormir tranquilos. Y hoy no estoy para soportar sus caras largas.

—¿Es que no duermen? —enfoco la mirada en la mujer que se pasea con la bata roja de seda que no le cubre ni poquito la lencería roja que se puso—, debieron tardarse redactando e imprimiendo, está regada por todos lados esa foto.

No respondo y se da cuenta, por lo que voltea a verme componiendo una sonrisa seductora en sus labios delineados de carmín. No se ha terminado de maquillar, por supuesto, pero a mí sus labios me provocan lo mismo pintados o no.

—¿Qué pasa, mi amor?, ¿No te gusta ver un poco de piel? —toma el labial que dejó en el buró.

—Me gusta, disfruto de los espectáculos.

Se acerca, pretendiendo darme un beso corto, pero no le sale, tomo sus caderas y la siento sobre mí, descendiendo a su cuello, dónde muerdo su piel, escuchándola ahogar su gemido.

—Mi amor... No hay tiempo...

—Nos sobra el tiempo —le empiezo a apartar la bata.

—No, tu dijiste que... Que solo teníamos...

—Soy el ministro y tu mi mujer, no seguimos órdenes de nadie, nena —succiono parte de la piel de su cuello, dejándole una nueva marca.

—Christopher, te dije que las marcas ahorita no... El vestido es escotado...

—¿Y a quien le importa? —termino de apartarle l tela.

Admiro lo preciosa, sexy y perfecta que se ve con las prendas rojas que apenas le cubren nada.

Se le enrojecen las mejillas con rapidez, desatando mi sonrisa ladeada.

—¿Te lo quitas tú o lo rompo yo? —es rápida a la hora de mover las manos a su espalda y soltarse el sujetador.

—Me gusta demasiado como para dejar que lo rompas, pero tú deberías parar de romperme la ropa —masculla, sus senos quedan libres y rebotan en mi cara—, no soy millonaria para andarme comprando ropa diario.

Me le burló, bajando el rostro para meterme su pezón a la boca, suelta un gemido al instante.

—Nena, eres mi mujer. Eres multimillonaria —muerdo el montículo de carne.

"Fanfic" del fanfic de navidad de EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora