☆。CAPITULO 7。⁠☆

3.3K 214 21
                                    

Rachel.

Me sujeto de Reece mientras subimos al bote que nos llevará a la isla, estoy emocionada por conocer la nueva casa, Reece me dijo que es preciosa, aunque solo ha ido una vez para supervisar que esté todo el equipo médico y todo tipo de exigencias que una mujer como yo puede pedir y necesitar. Dice que me merezco el cielo, no solo por lo perfecta que soy, si no por cargar con dos pequeños diablitos aún con todo lo que cargue en el pasado.

Mantengo a mis hijos sanos, no peleó con nada de lo que se me exige para que ellos estén bien, aunque si lloro... Como mucho.

Tarde tres días en superar que me dejarán de dar el pollo frito por qué era mucha grasa para mí, Christopher salió en mi defensa, así que solo me dejan comerlo una vez en la semana. Triste.

Yo lo quiero a todas horas.

Aunque... Quizá sin Reece y todos los médicos encima puedo...

Que no, te hace daño.

El antojo no escucha razones.

Suspiro, tengo más sueño que de costumbre, me levantaron muy temprano y yo quería seguir durmiendo.

—¿Te aburro, muñequita?

Doy un respingo que tambalea el bote.

—No, daddy, es solo que tengo mucho sueño —bostezo—. No me gusta levantarme temprano.

—Era necesario, sol.

Asiento, me inclino a un lado, metiendo la mano al agua.

—Lo sé, pero igual, el par de radiadores no me dejaron dormir, creo que me rompieron algo por la fuerza de sus patadas.

Su sonrisa se hace más grande. Saco la mano del agua al divisar el muelle cerca.

—Es por qué están sanos. Te hacen saber que lo haces bien.

—Y yo les agradezco con toda el alma que lo hagan, pero prefiero que me digan que me lo hago bien con demostraciones menos dolorosas...

Se ríe, suspiro casi de alegría cuando por fin puedo bajar del bote, me estaba mareando. Me ayuda a bajar y me guía a el auto que nos espera para llevarnos a la casa.

Me abre la puerta y subo, dejando que...

—Hola, nena.

Explayo los ojos y suelto un grito cuando sus ojos grises se topan con los míos.

—¡Mi amor! —lo abrazo, pegándome tanto como puedo a él—, estás aquí —me pongo a llorar, sin importarme estar viéndome como loca.

Sujeta mi mentón y me besa como había extrañado y deseado tanto. Dos meses se volvieron muy largos. Muuuuuy.

—Muñequita, ¿Serías tan gentil en no moverte tanto? —escucho la voz de Reece, destila dulzura de más, empalagosa...—, que no estén en el centro no quiere decir que los riesgos dejen de estar, esos niños deben estar quietecitos.

Asiento, pero no suelto a Christopher. Él me limpia las lágrimas y me da otro beso, la puerta se cierra y Reece entra en la parte de adelante, me acomoda en su regazo y pone las manos sobre mi vientre. Me provoca un estremecimiento y provoca a los pequeños en mi vientre. Las patadas son con demasiada fuerza, tanta que me hace cerrar los ojos y respirar hondo.

—Tus hijos me lastiman —mascullo. La mano está del lado derecho, dónde las patadas son más fuertes.

Mi bebé más pequeño se emociona más cuando hablo yo o acaricio esa área, pero hoy parece que le entusiasma de más que su padre este aquí. Estoy segura que lo extraño muchísimo. Bebé más grande siempre es igual con él, no tengo ni una sola duda en que ese bebé va a aprender a decir papá primero que mamá. Y es injusto, pero no diré nada por qué me gustaría ver esa escena.

"Fanfic" del fanfic de navidad de EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora