❝ your words up on the wall, as you're praying for my fall and the laughter in the halls and the names that I've been called ❞
dónde arlette potter tiene dos locos inmortales intentando matarla.
female harry potter
El Ladrón del Rayo ✔️
El...
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Caminamos durante lo que parecieron horas, estoy segura de que así fueron. Descubrimos que Annabeth nunca había salido del campamento, unas pocas veces.
—¿Y tú? ¿Cuánto llevas en el Campamento Mestizo? —Preguntó Percy.
—Llegué el mismo día que despertaste, pecesito —dije —Cojí un avión de Inglaterra a aquí y Argos me recogió en el aeropuerto.
—¿Tú madre te trajo?
Supongo que Grover, cómo sátiro, también captó mis sentimientos, porque sentí que me iba a derrumbar allí mismo.
—No tengo familia, mi madre y padre murieron cuando yo tenía un año —dije, mientras intentaba no tropezar en la oscuridad —Ya sabes, vivía con mis tíos y cuando regrese iré a Hogwarts, la escuela de magia.
Se me quedaron mirando expectantes, creo, porque sentía la confusión en el ambiente. Debe de haber sido eso.
—Nada nuevo, banda —dije, me metí las manos en los bolsillos, intentando no chocar con nada, no quería quedarme prácticamente ciega.
Estoy segura de que mi mala salud es culpa de Apolo, ya me intentó matar, ¿Por qué no hacerme miserable?
—Soy bruja y eso.
—¿Puedes hacer magia? —Preguntó Percy, asombrado —¿Por qué no lo dijiste antes?
Suspiré y decidí que era buena idea contarle sobre mi archienemigo, Lord Voldemort, que quiere matarme desde que nací.
—Creo que mi varita está en mi bota, denme un momento —me detuve y me agaché, buscando en mi bota derecha, efectivamente mi varita estaba allí, sonreí al sentirla. Hacía ya varias semanas que no lo usaba, había pasado cómo medio mes en el Campamento Mestizo nada más y ese lugar tenía la vibra de hacerte olvidar de todos tus problemas fuera de él —¡Lumos!
No sabía si estaba rompiendo el estatuto nacional del secreto mágico, pero eran semidioses, así que más secreto que eso no puede ver.
Una luz blanca surgió de mi varita, sonreí y me subí los lentes, que me resbalaban por la nariz. Podía ver sus caras atónitas mirando expectantes a la varita.
—Será mejor que sigamos caminando —animó Grover, avanzando un poco, lo seguimos, yo iba en el medio, para poder iluminar lo suficiente.
Poco después empecé a ver luz delante: los colores de un cartel de neón. Olí comida. Comida frita, grasienta y exquisita. Reparé en que no había comido nada poco saludable desde desde nunca, no me dejaban, eso era de Dudley y en el Campamento Mestizo vivíamos a base de uvas, pan, queso y barbacoas de carne extrafina preparadas por ninfas. La verdad, estaba necesitando una hamburguesa doble con queso. Aunque nunca hubiera probado una, sería algo exquisito para probar.
