❝ your words up on the wall, as you're praying for my fall and the laughter in the halls and the names that I've been called ❞
dónde arlette potter tiene dos locos inmortales intentando matarla.
female harry potter
El Ladrón del Rayo ✔️
El...
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La noticia de que Malfoy había sido atacado por Buckbeack se corrió rapidísimo, la gente murmuraba acerca de ellos en los pasillos, y por fin cuando llegué a las mazmorras con la compañía de Cedric, cesaron los murmurllos.
Nos dirigimos al aula de Pociones, era Pociones con Gryffindor, una horrenda clase que duraba dos espeluznantes horas. Me había enfrentado a temibles monstruos, podría enfrentarme a Snape, ¿Verdad?
—Adiós —me despedí en un susurro, intentando sacarlo del aula, porque Snape nos estaba mirando feo.
—Cómo acaba de decir Potter, Diggory —arrastró las palabras Snape, cómo siempre —Agradecería que te fueras, esta no es tu clase.
—Adiós, Arlette —se despidió Cedric, alborotandome el pelo, dejándome con la pregunta de quién le dió esa confianza.
Pero extrañamente me gustó, así que no dije nada. Blaise Zabini me llamaba desde su asiento, dónde estaba solo, con Daphne Greengrass y Theodore Nott hablando animadamente en susurros enfrente de él. Me acerqué y me senté.
—Hola —saludó el moreno —¿Tú y Diggory...?
—Eres un chismoso —Susurré, procurando que Snape no me oyera —Pero no, sólo me invitó a cenar.
Zabini se sorprendió, todo Hogwarts sabía que él siempre se enteraba de todo, era una mariposa social y era amigo de absolutamente todo el mundo, daba igual la casa, Zabini nunca estaba solo.
Snape se aclaró la garganta, dándole fin a mi mini conversación. Mi mente divagó hasta el verano pasado, dónde mi maldito abuelo había aparecido en una Harley, con chaqueta de cuero y pinta de motorista, había aparecido enfrente mío para darme un boleto a Estados Unidos, y, yo de loca psicópata, acepté irme a un campamento de verano para semidioses. Wow.
A media clase de Pociones, entró a la mazmorra Draco Malfoy, con aire arrogante, el brazo derecho en cabestrillo y cubierto de vendajes, comportándose, como si fuera el heroico superviviente de una horrible batalla.
—¿Qué tal, Draco? —dijo Pansy Parkinson, sonriendo como una tonta—. ¿Te duele mucho?
—Ugh —Blaise hizo una mueca de desagrado —¿Pansy tendrá dignidad?
—Se le cayó ayer en la habitación de Draco seguro —Murmuré, poniendo los ojos en blanco y reclinandome en el asiento hacia atrás.
—Sí —dijo Malfoy, con gesto de hombre valiente. Pero vi que guiñaba un ojo a Crabbe y Goyle en el instante en que Pansy apartaba la vista.
—Siéntate —le dijo el profesor Snape amablemente.
Mis uñas se clavaron en la mesa, ¡Imbécil! Si hubiera sido yo la que hubiera llegado tarde, hubiera estado castigada hasta Yule, o hasta Ostara.
