CUARTO

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La mirada de la pelo castaño no expresaba ninguna emoción, era una mirada seca pero a la vez su rostro la hacia mostrar incredula. 

Billie ignoró su presencia y siguió caminando de frente aún agarrándome de la mano, pasamos literalmente a lado de Kendall, pude oler su perfume, voltee y la miré sin decir nada, ella frunció sus cejas y entro al baño, manteniéndose en silencio.

Ignorando completamente esta escena, la pelinegra abrió una puerta de las que habían en el pasillo del lado izquierdo.

- Pasa -ordenó, volteando su mirada hacía atrás. No dije nada, solo obedecí-

Gracias Ariana, no sabes cuanto te agradeceré el habernos dicho la ubicación de los cuartos. 

Realmente mi ídola.

Empecé a dar pasos hacia la cama, segundos después, escuche la puerta cerrarse, voltee en dirección a ella, percatandome de que, me miraba esbozando una sonrisa de oreja a oreja, sus ojos se veían tan brillantes que, parecían más claros de lo que ya eran. Bill, a pasos lentos fue acercándose a mí.

- ¿Qué pensás hacer aquí? -pregunte, sintiendo su respiración contra la mía, estábamos muy cerca otra vez-

Billie no me dio respuesta alguna, me miró con notorio sarcasmo, mientras sonreía, alcé mis cejas, mostrándome divertida, luego, ella cogió mis mejillas con ambas manos y me acercó a si misma.

No entendía su "misterioso" silencio, pero me dejé llevar por completo.

Ella, en cuestión de minisegundos, estampo nuestros labios, empezando a darme un beso lento. Subí mis manos y las rodee en su cintura, apretando su piel, aumentando aún más, la tensión que sentía.

Al separar nuestros labios, la pelinegra me tumbó en la cama y gateó hasta hacerse hueco entre mis piernas, estando su pecho encima mío, dio cortos besos en mi cuello.
Mi respiración se hacia cada vez más rápida ante la excitación que ella estaba causando en mí. Joder.

Bajó las tiras de mi vestido y continúo deslizando sus suaves labios en mis pechos, mientras, con sus manos intentaba deshacerse de mi sostén.
Con sus suaves caricias en mi espalda, la piel se me empezó a erizar.

Literalmente esto que me está pasando es una fantasía vuelta realidad.

Por mi parte agarré a Billie de su mandíbula y la volví a besar. Sus carnosos, suaves y deseables labios, se estan volviendo mi adicción.
Ella sonrió levemente después de separarnos, su gesto me mató aún más.

La miré de arriba a abajo, apreciando aún su vestido negro, esa preciosidad que me impedia apreciar su cuerpo, así qué, no tarde en retirarlo.

Ya la he visto desnuda antes, lo sé, pero, hoy, se ve mucho más sexy, tanto que me quedé boquiabierta al observarla desnuda, así sea por segunda vez, el efecto seguía impune en mí.

- ¿Tan mal te tengo?

- Como no tenés ni puta idea, Eilish -susurre acercándola a mí, jalando su cintura-

Al estar finalmente, ambas desnudas, empecé a subir mis manos por sus pechos, sus grandes tetas me estaban volviendo loca, acerqué mi cara a sus perfectos pechos, empezando a lamerlos.

Billie está acostada y yo semisentada sobre ella, jugando con sus pezones, logrando sacarle seguidos gemidos a esta preciosa mujer.
Seguí jugando con ella, no iba a bajar mi mano a sus partes hasta que ella me lo pidiese. De eso estoy segura.

Empecé a chupar sus pezones y de vez en cuando subía a su cuello y le plantaba chupetones.

Desde este momento, declaró a Billie Eilish mía, y no me interesa nadie más que no sea ella.

LIBERTAD PARA AMARLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora