TORETA UNO

502 30 7
                                    

Seguimos de camino al restaurante.

El auto seguía a gran velocidad, y la tensión llenaba el aire, aunque con Billie Eilish al volante, la situación se sentía menos peligrosa y más como una aventura retorcida.

- Sería bueno que te pongas el cinturón -recomendó la pelinegra, con una media sonrisa curvando sus labios-

- ¿Qué, planeás matarme o qué? -le respondí mientras me ajustaba el cinturón, no del todo convencida de su respuesta- Y mirá que no soy tan fácil de reemplazar.

Billie no respondió, simplemente empujó el acelerador. Mi cuerpo se hundió en el asiento mientras el paisaje comenzaba a volverse borroso.

- Ah, claro, velocidad... -empecé con sarcasmo- Nada grita "una buena noche" como un auto a punto de volar.

- Relájate, ni siquiera llegamos al límite todavía -murmuró sonriendo, sus ojos clavados en la carretera- ¿No te gusta la adrenalina? Pensé que eras más valiente.

- Me gusta la adrenalina, no los funerales -repliqué, intentando aferrarme a mi dignidad- ¿Te crees Dominic Toreto o qué?

- Nah, él no podría con mi flow -respondió, acelerando aún más- Además, él usa más musculos que yo.

- Sí, bueno, al menos él no mata a sus copilotos -repliqué con un bufido, fingiendo no estar preocupada por pensar que de verdad terminariamos volando del coche-

- Bueno, este es un espectaculo solo para ti -contestó, echándome una mirada fugaz, sus ojos brillando con travesura-

Mientras atravesábamos los autos como si estuviéramos en una película de acción, una parte de mí, la más sarcástica, no pudo evitar darse a luz.

- Perfecto, mi epitafio va a decir: "Murió como vivió, siendo sarcástica y maldita".

Billie soltó una carcajada.

- ¿Eso quieres? Podría hacerlo más épico.

- O podrías intentar que llegue viva al restaurante, eso estaría bastante bien.

Finalmente, después de lo que me pareció una eternidad, Billie frenó de golpe, justo a la altura del auto de Finneas. Solté un suspiro aliviado mientras mi cuerpo se despegaba del asiento.

- Te voy a matar -rechisté en un volumen casi para mi misma-

- ¿Qué tal esa vuelta? -preguntó Billie, bajando la ventana con una sonrisa arrogante-

- ¡Joder, Billie! Te vas ganando el título de "Toreto Dos", aunque no sé si eso es un cumplido o una advertencia -dijo Finneas, riéndose mientras ajustaba su espejo retrovisor-

- ¿Dos? No, no, no. Nene, si alguien aquí es "Toreto Uno", soy yo -respondió Billie, sacándole la lengua-

Miré a Billie y luego a Finneas, ambos hermanos claramente disfrutando de su pequeña competencia. Un silencio no incómodo se hizo presente, los autos seguían avanzando pero a una velocidad mínima y sobretodo pegados el uno al otro.

- No lo puedes ser. Porque yo soy el uno, pequeña Billie -añadió Finneas con un tono burlón-

Y en un abrir y cerrar de ojos, el pelirrojo aceleró su auto, alejándose rápidamente de nosotras. Mire a Billie con desconcierto, ella bufó y me pidió que me agarrará más fuerte, así que cagada de miedo, lo hice.

Estos dos estan locos. Completamente locos.

- Tú tranquila, de aca no sales con ni un solo rasguño -susurro la pelinegra con un tono seguro, manipulando los cambios del carro logrando así atravesar aún más vehículos-

LIBERTAD PARA AMARLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora