» Él era todo él, hasta los huesos. Todo Baratheon, nada Lannister. «
Desde las ventanas de la cámara de parto, los llantos de un primogénito se filtran, los rayos centelleantes de una tormenta furiosa brillan sobre él, como si la propia tempestad q...
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02. | De despedidas y malos presagios. ━━━━━━━━━━━━━ [ season one. ] ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ
Había una cacería esa misma mañana, según Theon le dijo luego de desayunar, por lo que se cambió de ropa y se aseguró de que su cabello no estuviera todavía pegajoso por el sudor. Se abrochó un cinturón alrededor de la túnica, que estaba teñida de un azul oscuro, dudó entre ponerse sus pieles, pero decidió no hacerlo, después de todo, iba entrar en calor y las pieles se convertirían en una molestia.
Cuando salió, caballeros, niños y lords por igual, todos preparaban sus monturas, esperando partir una vez Lord Stark encabezara. Raiden tomó a su caballo por las riendas, aquél que había traído de Dorne y le seguía fielmente, y acarició el cuello al animal mientras examinaba a la multitud.
Vió al más jóven y pequeño de los hermanos Lannister desplomado contra la pared con una manta sobre él, luciendo miserable. No era una sorpresa que no estuviera en su mejor momento esa mañana: los efectos del consumo de alcohol de la noche anterior no presagiaban nada bueno. Recordó sus palabras, "nunca conocí un Martell con ojos azules", y aquello revivió el sabor amargo en su boca. Negar que el enano no tenía razón era como intentar cubrir el sol con una sola mano. Cubría su resplandor por un tiempo, sí, pero sólo a sus ojos, no los ojos de los demás.
—¡Raiden! —escuchó la voz de Robb y volteó, el chico se acercaba a él con su caballo.— Tío Benjen, ¿recuerdas a Raiden, verdad?
El hermano menor de Eddard Stark lo miró, Raiden lo recordaba, claro, era amable y habían conversado animadamente varias veces que él visitó la fortaleza.
—Claro que lo recuerdo. —el hombre se acercó y le brindó un cálido abrazo, que lo tomó desprevenido.— ¿Cómo has estado, muchacho?
No tuvo tiempo de corresponder el abrazo, porque el hombre ya se había apartado, mirándolo con una sonrisa. A Raiden le recordaba un poco a su tío Oberyn, por lo cual sonrió.
—He estado bien. —el adulto se contagió por su alegría. Continuaron conversando vagamente, hasta que todos comenzaron a montar sus caballos y yeguas, por lo que ellos hicieron lo mismo.
Raiden puso su pie en el estribo y montó a su caballo con un solo movimiento de su cuerpo, colocándose en la silla. Robb cabalgó junto a él en su propio caballo, atrayendo su atención con una sonrisa maliciosa.
—¿Quieres correr?
—¿Crees que tu padre nos deje? —echó un vistazo por encima del hombro de Robb, hacia donde Ned estaba sentado, malhumorado, sobre su corcel.
Robb sonrió.— Yo me encargo.
Antes de marcharse, Raiden se giró a mirar por encima del hombro a los grandes muros de Winterfell. En una puerta abierta estaban Sansa y Arya, ambas observando cómo se marchaba el grupo de caza. La pequeña de las dos miraba a los caballeros y el grupo de caza marchar con anhelo en sus ojos, por lo que le fue inevitable sonreír. Levantó su mano, saludando a la Arya, y ella le devolvió el saludo. Sansa, a su lado, lo miró y le dedicó una sonrisa.
