» Él era todo él, hasta los huesos. Todo Baratheon, nada Lannister. «
Desde las ventanas de la cámara de parto, los llantos de un primogénito se filtran, los rayos centelleantes de una tormenta furiosa brillan sobre él, como si la propia tempestad q...
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06. | La verdad detrás de las mentiras. ━━━━━━━━━━━━━ [ season one. ] ㅤㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ
Sansa estaba frustrada.
Por un pequeño momento, ella creyó que todos sus sueños estaban a su alcance. Estaba a punto de comprometerse con Joffrey Baratheon, el príncipe real y futuro rey, y más tarde habría sido su reina. Había esperado, soñado, con convertirse en una verdadera princesa después de conocer a un príncipe que la dejaría boquiabierta como lo hacían en los cuentos que su madre solía contar. Estaba muy cerca de ello, pero después de que Jaime Lannister atacara a su padre en las calles de Desembarco del Rey, todo se sintió como si alguien rompiera un hechizo después de un momento de encanto.
Todo parecía marchar a la perfección con su príncipe dorado, pero mientras ellos mantenían la armonía, las cosas entre su familia se complicaban, específicamente, con su padre. Sansa aún lo culpaba por la muerte de Lady. Ella no podía expresarlo con palabras, pero sintió como si una parte suya fuera arrancada cuando Lady murió. Lady, a quien tanto amaba, se sentía cercana a Sansa como en carne propia y tan lejana como el cielo. Pero ahora, su padre quería enviarla a ella y a Arya de regreso a Winterfell, fallándole otra vez y prácticamente pisoteando sus sueños.
—¿Qué hay de Joffrey? —Sansa protestó, con un tono más alto de lo normal. Se encontraban en la habitación de su padre. Arya y Sansa estaban sentadas juntas mientras que Raiden permanecía sentado en una silla a un lado, en silencio; parecía hasta desilusionado por no ser él quien partiría al Norte y ellas sí.
—¿Estás muriendo por lo de tu pierna? —Arya preguntó con las cejas fruncidas.— ¿Es por eso que nos envías a casa?
—¿Qué? No.
—Por favor, padre, por favor, no. —Sansa le suplicó.
—No puedes. —sorpresivamente para ella, Arya se manifestó en contra también.— Tengo mis lecciones con Syrio. Finalmente estoy mejorando.
—Esto no es un castigo. —su padre miró a Arya, suspirando. Luego, la miró a ella.— Las quiero a ambas en Winterfell por su propia seguridad.
Sansa estaba reacia a aceptar aquello, ¿dejar a su príncipe solo? ¿Para que otra mujer pudiera desposarlo y robarle su sueño de ser su Reina, amarlo y ser una buena esposa para él? No. Jamás.
—¿Puede Syrio venir con nosotras? —Arya interrumpió el hilo de sus pensamientos.
—¿A quién le importa tu estúpido maestro de danza? —estalló, en un atrevimiento para nada propio de una dama, mientras regresaba la mirada a su padre.— Yo no puedo irme. Se supone que voy a casarme con el Príncipe Joffrey. Lo amo, y quiero ser su Reina y tener a sus bebés.
