Ojos De Placer // Adaptación Emiliaco

36. DANIELS

- Pero justo ayer... Él estaba bien -

Daniels.. mi mejor amigo, mi única compañía.. él murió.

- Son cosas que pasan amigo -

- Pero... Es.... Mi amigo -

Sollocé sobre el hombro de Diego, quién sólo dejaba caricias en mi cabello y espalda.

- Lo sabemos... Pero seguro ya estaba muy cansado -

No pude controlar más el llanto, estallé lagrimeando mientras sorvia mi nariz. Mi amigo, mi única compañía durante años, el cuál pellizcaba mis dedos cuándo sumergía éstos en su pecera. Ese pez tan especial para mí, que si sabía hablar, diría todas mis desgracia.

Daniels no estaba.

- Quiero... A Lewis....-

Estúpido ó no, es el único que necesito ahora, que me abrace y diga alguna cosa melosa, pero no quiero estar en el suelo con la pecera de mi mejor amigo en el suelo, rota en mil pedazos.

- Él esta trabajando Joaco, pero tal vez cuándo llegue...-

- ¡No! ¡Yo lo quiero ahora! -

Me siento tan vulnerable, tan roto, tan melancólico, ese vínculo de amistad que tenía con el pez se fué a la mierda. Necesito sentir ese amor incondicional alrededor de mí; Lewis.

- Nikolás llama a Lewis -

- Pero Diego, no pod...-

- Llámalo, dile que Joaco lo necesita -

De fondo logré escuchar los pasos de Nikolás alejarse.
Aprecio a mis amigos, pero éste dolor, no pueden curarlo ellos, no cuándo el amor que siento por ellos no es suficiente.

- Tranquilo Joaco, él estará aquí lo antes posible -

Mi pecho comenzó arder debido al fuerte dolor, las personas podrán creer que exagero por llorar de esa forma y por un pez, sin embargo la muerte de una mascota es aún más dolorosa de lo que muchos creen. Más si aquel pequeño animal fué tu lugar seguro, dónde te desahogaste por horas, contando tus problemas y pensamientos.

Daniels fué muy especial para mí. Éstos últimos días estuve distante con él, debido a todo ésto del enamoramiento de Osorio, sin embargo llegué a hablar con él acerca de cómo me hace sentir el hombre de rizos.

Fuí llevado a mi habitación, Diego me dió un par de palabras de apoyo, pedí que por favor estuviera sólo, así que ellos sólo se marcharon.

Lloré y lloré por no se cuánto tiempo, recordando las conversaciones tontas que mantenía con mi pez, tal vez estaba siendo un ridículo sino fuera porque en verdad amaba a ese pez. Escuché la puerta ser abierta para después escuchar torpes pasos.

- ¡Joaquín! ¡Amor! -

Sorví mi nariz saliendo de mi escondite, el cuál era el closet, un día en el Orfanato unos chicos me buscaban para hacerme daño, así que yo sólo me escondí en un viejo closet, desde ese momento, cada vez que me siento mal ó algo por el estilo, voy a mi lugar íntimo, dónde puedo llorar sin ser visto; un closet.

- Amorcito... Vine...lo más rápido....que pude -

Un jadeante Lewis se acercó a mí, envolviendo sus brazos en todo mi cuerpo, no pude controlarme, en verdad necesitaba ese abrazo.... Comencé un llanto.

- Ya estoy aquí, ya lo estoy -

Intentaba agradecer entre balbuceos, pero el llanto no lo permitía. El amor y calor corporal de ese hombre me rodeó de inmediato, llevando cariño hasta el centro de mi corazón, curando las heridas provocadas por la muerte de Daniels.