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—¿Nunca lo superarás?
—Cierra la boca o lo haré yo pero no a besos. ——formo una línea recta con sus labios a la vez qué sus mejillas se teñían de rojo.
¿Porque se sonroja? Pendeja.
—Eres una hipócrita. ——mascullo entre dientes.
—Lo dice la que lavo el cerebro de todos aquí fingiendo ser algo que no es. Dime, ¿Te irás después de que Edward te convierta en vampiro? ——su rostro detonaba miedo.
—Conozco perfectamente tu plan, no hay que ser un genio para adivinar el porque estás aquí. ——me cruce de brazos—— no lo amas.
—No sabes nada. ——me reí lo más fuerte que podía.
—Solo estás lastimándolo sin que el lo sepa. Y también a su familia. ——agarro mi muñeca ejerciendo presión.
—Callate.
—Siempre odiaste que la gente te hiciera notar los errores que cometes. Siempre fue así y eso no cambiará. ——pude notar un brillo en sus ojos, quería llorar—— puedes ahorrarte el llanto porque no me vas a convencer.
—Eres una idiota. ——le sonreí sin ninguna pizca de vergüenza, la ignore y volví a entrar a la casa.
Anna conversaba con la esposa del doctor, mientras que Gabriel con Carlisle y otro rubio quien estaba tieso en su lugar.
—Estoy cansada —recargue mí cabeza en el hombro de mí madre llamando su atención.
—Ya iremos a casa. ——aseguro dando leves caricias en mi cabello.
—Dejamos a Ares solo. ——hable recordando a mí pequeño que no lleva ni dos días conmigo y ya lo estaba descuidando.
—No te preocupes por el. ——escuche la leve risa de la mujer frente a nosotras.
—¿Tienes hambre? Si quieres puedo preparar algo. ——sentí mis mejillas arder.