Sin duda alguna todo seguia según lo previsto, la historia ya escrita por así decirlo...
O no del todo.
Pequeños cambios hubieron, cambios que sin duda alguna note, desconozco el por qué, pero algo me dice sin duda alguna es debido a mi presencia.
De cierta forma cobra sentido que cualquier minúsculo cambio sin duda alguna traerá consecuencias, como el simple aleteo de una mariposa ocasionará un tornado al otro lado del mundo.
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Mi simple presencia es una anomalia sin antecedentes, algo que nunca debió suceder y sin embargo ocurrió por fuerzas externas.
Era una alma perdida en búsqueda de otra oportunidad que se me fue concedida por simple gusto, creí tener el control de todo, de sucesos que yo solo sabía hasta el momento...
Pero.
Fue incrédulo de mi parte pensar que en un mundo donde los dioses existen, dejarán pasar por alto mi presencia, aunque algo me dice que si llegue hasta aquí es por el simple hecho de que probablemente ni ellos estaban enterados al respecto.
Pero los Ángeles...sin duda es otra cosa aparte.
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"Narro Yo"
Había madrugado esperando el momento en que tendría que cumplir nuevamente la peticiones de los dioses, no es que lo odio pero debía mantenerme al margen, pues aunque sepa cómo volverme un dios en este mundo no querría estar encadenado a esas reglas.
Me encontraba sentado en la primera roca que ví en el unisono cuando derrepente cierta voz me llamo mi atención.
Kyabe: Todo está bien?
La pregunta de mi hermano inundó mi mente, no sabía cómo responder, el hecho de que temo de que estos seres sepan de dónde provengo y lo que se, no debería ser ya de por sí un peligro?, Digo creo que cualquiera en mi situación buscaría bastantes formas para estar por encima de ello con los objetos que ya existen aquí y sin embargo...
Considero que es una propuesta bastante avariciosa...
Yo: Nada fuera de lo normal.
Kyabe: Ya veo...
Ante lo dicho aquel chico solo se sentí a mi lado, acompañándome en esa desolada mañana.
