Capítulo 44- La Herencia de la Muerte

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—En la desgracia dejaste de ser tú, para convertirte en quien más necesitaban...

Es importante mencionar que todos los derechos de autor de Harry Potter pertenecen a su autora, J.K. Rowling. Este fanfic es simplemente una adaptación de su historia y no pretende ser otra cosa.

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La enorme mansión de los Firestick se alzaba majestuosamente en medio de vastos jardines y bosques, como un testigo silente de siglos de historia y tradición. Su arquitectura imponente y elegante se destacaba por encima del paisaje circundante, con sus altos torreones y cúpulas que se alzaban hacia el cielo, creando una imagen de grandeza y poder.

La fachada de la mansión estaba cubierta de piedra caliza de un blanco brillante, contrastando con el verde exuberante de los jardines. Grandes columnas de mármol flanqueaban la entrada principal, con intrincados detalles tallados a mano que reflejaban la habilidad artística de generaciones pasadas.

Las ventanas, grandes y enmarcadas con adornos dorados, permitían que la luz del sol se filtrara en el interior, iluminando las amplias salas y pasillos con una cálida luminosidad. Los balcones de hierro forjado ofrecían vistas panorámicas de los jardines y los alrededores, proporcionando un lugar perfecto para disfrutar de la brisa fresca y la belleza natural que rodeaba la mansión.

El jardín que rodeaba la mansión era un espectáculo en sí mismo. Extensos campos verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, salpicados de coloridas flores y árboles centenarios. Un intrincado laberinto de setos recorría una parte del jardín, proporcionando un ambiente misterioso y encantador.

A la entrada de la mansión, te encontrabas con techos altos y una gran escalera de mármol que conducía a los pisos superiores. Los suelos de madera pulida brillaban bajo la luz de las majestuosas lámparas de araña que colgaban del techo, agregando un toque de elegancia y sofisticación al ambiente.

Las salas estaban decoradas con muebles antiguos y obras de arte valiosas, que hablaban de la rica historia y cultura de la familia Firestick. Tapices elaborados colgaban de las paredes, representando escenas épicas de la historia mágica. Estatuas de mármol y bustos de antepasados adornaban los rincones, otorgando un sentido de veneración y conexión con las generaciones pasadas.

El corazón palpitante de la mansión residía en la majestuosa Sala del Consejo, un santuario donde los miembros de la familia Firestick se congregaban para deliberar sobre asuntos de gran importancia, aunque solo quedaran vivos dos de ellos. La estancia ostentaba una decoración opulenta, con relucientes detalles dorados y tapices de terciopelo rojo que conferían un aire de distinción. En su centro, custodiada con reverencia, reposaba el objeto más preciado del Mundo Mágico: la Espada del Rey Arturo Pendragon, la legendaria Excalibur, símbolo de autoridad suprema que había gobernado bajo la Gran Britania Mágica.

Con serenidad imperturbable, Harry se acomodó en uno de los sillones de la Sala del Consejo de la Casa Firestick, su semblante impasible enfrentándose al penetrante escrutinio de Albus Dumbledore. El anciano director de Hogwarts irrumpió en la estancia con su habitual elegancia, pero Harry no permitió que la imponente presencia de Dumbledore lo perturbara.

—Harry... mi querido Harry —murmuró Albus con una sonrisa en los labios—. Debo expresar mi gratitud por tu amable invitación. Es un honor ser recibido en la imponente mansión de la Noble y Ancestral Casa de los Firestick.

—Ah, sí... gracias, supongo —respondió Harry, restándole importancia al escrutinio de Dumbledore en la sala—. Por favor, tome asiento. Hay asuntos importantes que debo discutir con usted, Albus.

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