Capitulo 49.

884 57 1
                                    

Bruno sonríe, ¿voy a casarme con él? 'claro que sí tonta'. ¡Oh Dios, voy a casarme con él! Si no fuera porque no sé dónde está y no quiero que vuelva a ver a Bruno, se lo restregaría en la cara a Lilly.

Entre toda mi alegría interior, Bruno me toma de las manos y me mira a los ojos. Sonríe y se acerca a mi oído.

— ¿Y tú mi amor? ¿Te casarías conmigo? –sonrío ante el cosquilleo que su aliento me provoca.

— Claro que sí.

Me abraza y sé que lo hace porque es muy pronto para mostrarnos tan afectivos frente a mis padres. Le doy una ligera mordida a su oreja y esas mugres ganas de vomitar regresan a mí. Pequeño, no te haría ningún daño evitarme estos vómitos.

Salgo corriendo al baño y Bruno está detrás de mí. Intento cerrar la puerta para que no entre pero me es imposible. Lo ignoro por un momento y expulso mi desayuno. Me lavo los dientes y mastico una de las mentas que tengo en el bolsillo trasero del pantalón.

— Um, me... estoy acostumbrando –sonrío.

— No es normal que vomites tanto y tienes poco tiempo.

— Oye –agarro su mano –es casi normal. El doctor Flynn dio que sería diferente porque mi embarazo es diferente, pero... estoy bien.

— Si tú lo dices, tenemos cita este fin de semana.

— ¿Tan pronto?

— Es la última que tendrás en Barcelona –me sonríe. '¿qué?'.

— ¿última? –sonrío fingidamente.

— Supongo que con todo esto te dejaran volver conmigo.

— Pero yo no quiero volver contigo –miento y me río. Me da un ligero golpe en la frente y me besa.

— No mientas, niña mala.

— Te encanta que sea mala –le miro lascivamente.

— Me encanta.

Cierra la puerta del baño y me besa. Me empuja poco a poco hasta que me hace sentarme en la taza del baño. De alguna manera cambiamos de lugar y ahora soy yo la que está sentada en sus piernas.

Me apresuro a quitarle la camiseta y el hecho de saber que mis padres están afuera lo hace todo mucho más excitante. Vuelvo a sentir esa sensación de estar excitada cuando aprieta un poco mi trasero. Me abraza, apegándome mucho más a su magnífico cuerpo y sus labios pasan a mi cuello.

— No hagas mucho ruido o me detengo –amenaza. 'cállate tn______'.

Deja un rastro de besos mojados desde mi mandíbula hasta mi clavícula. Baja con increíble lentitud el tirante de mí brasear y mi blusa, sigue con sus besos hasta mi hombro y muerde cuando se empieza a terminar el camino bloqueado por mi blusa.

Me sujeto con firmeza de su cabello y pego su rostro a mi pecho a lo que él sonríe y me hace un buche. Río ante las burbujas de aire que hacen sonoros ruidos contra mi piel.

— No tienes límites Mars –beso sus labios.

— No, no los tengo cuando estoy contigo.

— O sea siempre.

— Exacto señorita.

— Futura señora Mars–sonrío ante la idea. Él y yo sentados en el jardín de alguna casa, encanecidos y viendo a nuestros nietos correr.

— Futura señora Mars –repite, se le escucha orgulloso de decir.

Me levanto de sus piernas y doy un salto cuando me da una nalgada. Lo miro y el parece divertido con mi reacción.

— Quédate donde estás.

Me quedo quieta, esperando a que me diga que tengo un insecto o algo por el estilo, pero solo me observa, suspira y sonríe.

— Es que desde aquí puedo admirarte completa. Eres tan bonita.

— Bruno, me ves todos los días.

— Pero en todos te ves diferente, cada día más hermosa, no tengo tiempo para admirarte bien todos los días. Hoy estas más que preciosa. Divina.

— No se hable de usted Sr. Mars, es increíblemente guapo, atractivo, sexy y hermoso.

— ¿De verdad? –dice confundido y... sonrojado. Dios, ¡está sonrojado por algo que le dije! Sonrío ampliamente en mi interior.

— Claro que sí –pellizco sus mejillas.

— El bebé será hermoso entonces.

— Más que eso, tendremos que contratarle seguridad para que los demás no se lo coman –sonrío.

Me acaricia las mejillas con sus dedos y simplemente me observa. No sé qué hice para merecer que este hombre tan hermoso sea mío pero... agradezco que lo sea.

Salimos del baño y mis padres no están. Los llamo y nada, así que estamos solos. Me volteo a ver a Bruno e imito la acción de mi madre de hace una hora, jalándolo por la corbata, subo las escaleras con él detrás de mí y la urgencia de volver a quitar su camisa.

Enamorada de mi tioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora