Capitulo 35.

1K 59 1
                                    

Se va, y aunque es solo por unos minutos siento que han sido muchos más. Bruno Mars eres una vergüenza, te enamoras de tu sobrina. Habiendo tantas lamiendo el suelo por ti, te enamoras de tu sobrina. Maldigo en voz baja cuando mi conciencia me jode con eso hasta que vuelve. Tiene una sonrisa de oreja a oreja mostrando sus perfectos dientes blancos, sus labios ligeramente rosados con un tono pálido contrastan perfectamente con su piel. Si alguien me hubiera dicho que la pequeña hija de mi hermana, una bebé inocente, tierna, robusta, cachetona y de ojos hermosamente café obscuro, terminaría siendo el amor de mi vida porque se convertiría en una Miss Universo, le hubiera dado una patada y lo tomaría por loco. 


Se sienta a mi lado y recuesta su cabeza en mi hombro, le devuelvo el gesto y respiro profundamente. 

- ¿Y bien? ¿Me dirás la razón por la que me dejaste aquí sentado por ir a contestar tu teléfono? 

Me dedica una sonrisa juguetona. Ansío tener sus labios nuevamente, pero yo le he pedido que hable, no puedo callarla ahora.


- La boda de mi amiga, ¿recuerdas? La fecha se ha cambiado a mañana por la tarde. Y si, tenías razón. Esta embarazada -suelta una risita cómplice, se que lo sospechaba.

- Lo sabía, tus padres se casaron porque Mackenna estaba embarazada de ti. Aunque quizá a diferencia de tus amigos, ellos estaban completamente enamorados y tu eras lo mejor que les pudo haber pasado. Eras algo así como el detonante para casarse por fin. 

- Gracias, me dices detonante -se hace la ofendida haciendo un puchero. 

El verla hacer pucheros me recuerda cuando su padre le niega algo, yo me hice el tío favorito porque le compraba todos y cada uno de sus caprichos, pero ahora veo que no es tanto eso. 

La envuelvo en mis brazos y beso sus labios con ternura. Es una jodida Diosa, no tengo palabras para que las personas puedan ver lo que yo veo en ella. 

- Tus padres se preguntarán por ti, deberías llamarlos -digo. No es un buen momento para mencionar a sus padres, pero se que de no hacerlo, mi cuñado consideraría regresar, pensando en que nos ha pasado algo. 

- No ahora, quiero estar contigo. 

- Ahora -intento sonar firme.

- Son como las 3 de la mañana en Berlín, no van a contestarme -besa mi garganta.

- ¿No puedes seguir una orden? -digo con sarcasmo.

- Ordena algo.

- A la cama -digo enseguida.

Sus ojos brillan y se que mal pensó lo que dije, maldigo para mis adentros, yo también quiero. Pero una vez es suficiente, además de que mi conciencia sigue jodiéndome con lo mismo. 

- A dormir -digo sonriendo. 

- Hmmm.

- Nada de 'hmmm'. A dormir. 

Asiente con la cabeza y se envuelve en su cama. Le queda el cabello exparsido en el rostro y me veo obligado a meterle mechón por mechón detrás de sus orejas. 

Su piel es increíblemente suave. Sonrío como un adolescente la primera vez en la habitación de su novia. Me pregunto si mentalmente soy un adolescente. Ella lo es. No quiero arruinarle su primera experiencia en amar, por eso soy tan paciente y accesible con ella. 

Quizá si soy un adolescente en mi mente. Las pocas veces que fui a las habitaciones de mis novias, la tenía a ella en mi cabeza, su sonrisa, sus ojos, toda ella era un sueño para mí desde que nació. 


- ¿Qué piensas? -pregunta ansiosa. 

- Que me siento como un adolescente en mi primera cita en la casa de mi novia. 

- ¿Novia? -joder, creo que lo arruine. O quizá no tanto.

- Bueno, es lo que siento.

- ¿Sientes que soy tu novia? -pregunta confundido. No sé que decirle, ¿qué puedo decirle? Hicimos el amor, una vez. 

- No lo sé, ¿qué sientes tú? 

Me mira dudosa unos segundos y luego me abraza, su barbilla está recostada en mi hombro y nuestros pechos están juntos. 

- Que te amo.

Oh. 

- Tn______ -la separo de mí y la miro - ¿qué vamos a hacer? Esto no es normal...

- ¿Qué quieres decir? 

- Lo que dije, no es normal. No podemos tener nada serio. 

- ¿No me amas? -quiere llorar. ¡Eres un imbécil Bruno! No es eso lo que quiere escuchar ahora, cualquier cosa menos eso. 

- Claro que sí. Desde que naciste lo hice y siempre lo haré.

- Pero ese es amor familiar, ese no cuenta. 

- Cariño -tomo su rostro en mis manos y le planto un casto beso en los labios -soy un anciano -ella ríe -para ti al menos... Pero puedo recordar vagamente que siempre me sentí atraído por ti.

Duda y luego me sonríe.

- Dijiste que nunca me viste más que como una hija.

- Mentí. No siempre supe que te veía con amor, pero siempre preferí estar contigo que con Lilly o mis amigas. Incluso mis amigos decían que era un pedófilo porque siempre hablaba de ti. Te he amado inconscientemente desde que te tuve en mis brazos por primera vez.


Ella ríe, el sonido más valioso del mundo. La risa de la chica que amas con toda tu alma. 

- Te quiero -susurra en mi oído -más de lo quise a nadie jamás. 

Me libero de sus brazos y me acerco a su oído, le muerdo ligeramente y me río cuando se estremece.

- No has tenido a nadie más a quien querer -digo con una sonrisa de autosuficiencia. 

- Quizás... 

- No -me separo de ella bruscamente y la tomo de los hombros -¿quién? 

- Nadie -ríe divertida, claro que mi expresión no fue exactamente la que debía ser de alguien mayor, alguien como yo. 

- Duerme -beso su frente y me voy directo a la puerta.

- Oye -dice en tono de reproche, aunque se que esta jugando.

- ¿Sí? 

Me sonríe.

- Quédate, al menos hasta que yo me duerma.

- Lo siento cariño, debo trabajar -bromeo.

- Oh.

Dios, se lo creyó.

Rápidamente corro hacia ella y me acuesto a su lado, manteniendo una perfecta coordinación de todas mis extremidades, coloco mis piernas en posición vertical al igual que todo mi cuerpo pero al mismo tiempo la abrazo, quedando bien a su lado. Le sonrío y beso su frente otra vez.

Podría besarle la frente todo el día. Mejor aún, mirarla. Es perfecta, mejor que afrodita.

- Vaya trabajo -se burla de mí. ¿Se burla de mí?

- Puedo irme -estoy por levantarme.

- Es una broma -sujeta mi brazo con fuerza, como si su vida dependiera de ello. 

- Lo sé, ahora duerme.

Enamorada de mi tioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora