Capitulo 26.

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Llego a la cama destrozada. Quiero ir a gritarle sus verdades en la cara pero se que no es propio de una dama. Mucho menos de mi.

Me recuesto en las sábanas e intento dormir para tratar de olvidarlo pero los celos me invaden. Al final me doy por vencida y empiezo a llorar. 

Era la segunda vez que lloraba por él pero me prometo a mi misma que no habrá una tercera.

Prendo el televisor y cambio los canales con desinterés. Escucho como se abre la puerta y trato de actuar normal. 

- ¿Tarde? -dijo hipócritamente sonriente.

- No -dije seria.

- ¿Te sientes mejor del estómago?

- Si gracias -vuelvo a responder sin interés.

- ¿Te pasa algo? 

- No.

- Entonces ven -extiende los brazos esperando a que yo como siempre vaya y me caiga rendida a sus pies. Lo amo demasiado, pero amo más mi dignidad.

- No.

- No estas bien. ¿Qué paso?

- Tú, eso paso -apague el televisor.

- ¿Qué? 

Me levanto y quedo frente a él. Una parte de mi dice tragate tu orgullo y besalo y otra me dice que lo deje con la palabra en la boca. Dios, ¿qué hago? 

Lo miro a los ojos y no puedo evitar quedar cautivada. Y no es para menos, sus ojos café oscuro que alegran me día con solo verlos tan de cerca.

- Te vi con Lilly -suelto por fin.

- tn____ yo te juro que no sabia que...

- ¿Qué estaba aquí?¿Eso es lo que vas a decir? Me decepcionas.

Me abraza fuertemente, no opuse resistencia ya que yo de verdad necesitaba ese abrazo. Comienza a besar mi frente, baja por mis pómulos y finaliza en mis labios.

Su beso es dulce pero exigente. Sus labios me exigen que lo perdone, lo hacen de verdad. Sus manos pasan temblorosas a mi cintura, mientras que las mías están aferradas a su piel de los brazos. 

Cuando nos separamos me mira con culpa. 

- Ella me beso, lo juro.

- Lo sé, yo lo vi. 

- No sabia que estaba aquí. Fui a reservar un carruaje solo para nosotros, una especie de tour en caballo para que mi princesa se olvidara de su dolor de estómago y ella... apareció de pronto. Creí que podía hablar como personas normales con ella pero... Me beso. Estuviste en mi mente todo el tiempo mi... amor.

- Te creo -sonreí.

- No cambiaría a mi princesa por nada ¿entendido? 

- Si.

Me regala una sonrisa sincera y no puedo evitar suspirar. Quiero decirle tantas cosas... Quiero besarle hasta sofocarme. Quiero que hagamos el amor aquí en la ciudad del amor pero no puedo. Nunca voy a poder.

- ¿Qué piensas? -me dice sentandonos en un sofá.

- Que te quiero.

- Yo también, no sé como pude estar tanto tiempo sin darme cuenta.

- ¿Así que no sentías afecto por mi? 

- Claro que si, lo que quiero decir es que siempre me sentí nervioso a tu lado y si tuve una o dos veces ganas de besarte. Lo admito. 

- Yo... Me parece que fue a los 14 o 15 cuando me empecé a sentir atraída por ti. Le gustabas a casi todas mis amigas.

- Oh cariño -me beso la mejilla.

- ¿Si?

- Te amo mucho.

- Yo más.

Intente no temblar, trataba de no actuar como una loca desesperada pero luego de 1 minuto de vernos a los ojos lo bese. Espere tanto para escuchar esas palabras voluntariamente de su boca. Dios. 

- Solo no pierdas el control -me dice entre besos.

- Ese es tu trabajo -abrazo su cuello.

- Te amo.

Enamorada de mi tioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora