Capitulo 13.

1.3K 68 10
                                    

—¿Eso quiere decir que me dejan quedarme a vivir con él? —pregunte feliz.

—Bueno, si no lo hacemos, tendremos a Bruno haya tanto como le sea posible y no quiero que el bebé tome tu actitud de rebeldía así que si, estoy accediendo —dijo mi madre.

—Gracias —prácticamente me le tire encima.

—Tranquila princesa —dijo mi tío —mejor ayúdame a buscar el hotel donde nos quedaremos.

—¿Quedar? ¿Adonde? —cuestiono mi padre.

—Nos iremos a París, claro si le das permiso —dijo mi tío mirándolo con una sonrisa.

—Pasan un tiempo exagerado junto, ¿no será que son novios? —él y mi madre comenzaron a reírse, Bruno y yo nos miramos y fingimos reír con ellos también.

—no papá, que cosas dices —dije nerviosa, muy.

—Ya lo sabia, si me entero de que siquiera pasa por tu mente algo con mi niña mientras no estemos tendrás muchos problemas Bruno —dijo mi papá dándole palmaditas en el hombro.

—No, que piensas. Jamás —me miro. 

—Eso espero —comenzó a reír.

—Phil basta ya —dijo mi mamá sonriente —ahora vamos a ver lo de la mudanza.

Mis padres salieron y volvieron a dejarnos solos, mi papá dejo la puerta medio abierta, casi cerrada, me pare a cerrarla completamente y me deje caer deslizándome en ella. 

Mire a Bruno quien me miraba como algo maravilloso desde mi cama. Me levante y me senté en su regazo, abrazándolo. Creo que me sobrepase pero me importó un reverendo pepino muy verde.

—Vamos a ver los hoteles —beso mi mejilla.

—Te amo demasiado —intente besarlo pero como era de esperarse, no me dejo. Tomo mi cara entre sus manos y beso mi frente. Que desesperante.

—Princesa, trata de no decirlo mucho —me pidió con una cara de disgusto tan fingida que me dieron ganas de reírme.

—Lo intentare, pero no prometo nada —dije sonriente.

Me miro por unos segundos, seguramente esperando a que me levantara de sus piernas, cosa que no iba a hacer. Él al darse cuenta, tomo mi cintura y poso una de sus manos en mi muslo, casi tocando mi trasero, estaba completamente segura de que me había sonrojado. Se levanto y con el, conmigo. Me estaba cargando como si siguiera sentada, me envolvió completamente con su brazo y con el otro formo una especie de silla, mi trasero estaba sentado en su brazo.

Como un reflejo de cuando sentí que iba a caerme me abrace a su cuello y no me solté. Bajamos 13 escalones y luego, mis padres comenzaron a reírse.

—¿Le dijiste que no irían a París? —dijo mi madre aun burlándose de la manera en que estaba agarrada de él.

—Peor, no quiere dejarme libre —dijo mi tío con naturalidad. 

—No es verdad —me moví bruscamente de sus brazos y el para evitar que me callera me abrazo y tuvo que sujetarme como si fuera a besarme. 

Nuestros labios estaban a milímetros de diferencia y de no ser porque mis padres estaban allí me hubiera valido un jodido no sé que y lo hubiera besado. Mientras, lo único que pude hacer fue sentir su fresco aliento olor a menta mientras imagine en su mente que daba las gracias por no haberme lastimado.

—Cariño —hablo mi padre y vino a ayudarme.

—Estoy bien —dije aun mirando a Bruno.

—Esa fue una buena caída para un final de baile —mi mami siempre buscando el lado positivo de la situación. 

—No lo fue, pudiste haberte lastimado con la mesa de cristal —dijo mi tío de sobreprotector aun mirándome.

—Tn____ ¿puedo hablarte? —dijo mi madre. 

—Claro —maldición, tuve que dejar de verlo.

Mi madre y yo caminamos a la cocina, mientras que los dos hombres se sentaban a ver el futbol. 

Mi mamá comenzó a sacar cosas para cocinar, seguro íbamos a pasar de esos tiempos madre hija única que amaba de verdad. Platicando de nuestras cosas.

Comenzamos a cocinar, era de esos buenos momentos en los que tu mamá es tu mejor amiga. Terminamos batidas de harina y huevo pero nuestro pastel quedo listo, les llevamos un pedazo a mi papá y a mi tío, obviamente yo a Bruno y mi mamá a mi papá, se dieron un beso de agradecimiento y yo sentí celos por no poder hacer lo mismo, en cambio Bruno beso mi mejilla y me dio las gracias, de verdad puse cara de tonta enamorada y mi mamá y yo regresamos a la cocina.

—Cariño no quiero que me tomes esta pregunta a mal pero es que lo eh notado siempre y ahora más que nunca tengo mis dudas.

—Dime mamá —sonreí.

—¿Te gusta mi hermano, verdad? —me atragante con mi propia baba, ahora si estaba en problemas.

Enamorada de mi tioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora