Narras tú:
Nos separamos lentamente y me sentía feliz, completa. No sabia si decirle que mi madre lo sabía, aunque al no decírselo sentía que lo estaba traicionando. Pero al fin y al cabo no éramos nada, solo... parientes.
—Bru —lo mire, no sabia si era momento de tutearlo, aunque tampoco era momento de decirle "tío" —mi mamá...
—¿Ya lo sabe? —pregunto tranquilo, seguro pensó que iba a responder que no.
—Si —dije insegura, abrió sus ojos como platos y me miro.
—¿Le dijiste? —dijo alterado.
—No, bueno si, pero ella pregunto —me defendí.
Se levanto frustrado del sillón, y aporreo la mesa de cristal, de hecho la cuarteo. Me pare algo asustada y me aleje, cuando vi que se calmo lo suficiente me acerque y tome su cara en mis manos, bese sus labios y pareció calmarse.
—No debiste haberlo hecho, desconfiara de mi —dijo ya más tranquilo.
—No lo hará, dijo que tenemos su consentimiento —le sonreí.
—¿Ella dijo eso? —pregunto con sus ojos un poco más abiertos de lo normal.
—Sí, dijo que desde que nací me tomaste afecto —sonreí.
—Mucho, recuerdo que le gruñía a las enfermeras cuando no me dejaban tenerte tanto tiempo como debería —dio una ligera risita —también que siempre estuve en tus cumpleaños y sacaba buenas notas para que mi mamá me dejara ir a verte. Cuando llegaba a tu casa cada tarde te cargaba, ayudaba a cambiarte los pañales y... siempre me sonreías.
—Bueno... me encantaría poder recordar algo de eso.
—Creo que cuando tenía doce años mi novia me dijo que eras una bolsa de huesos y un fastidio ruidoso, la termine al instante —volví a sentarse en el sofá. Sonó su celular y contesto.
—Mars —dijo al auricular, amaba ese tono de macho que hacia.
—No —dijo seco.
—Dije que no Liliana —dijo paciente.
—No, no tengo nada con ella.
—No te digo lo que pienso porque soy todo un caballero —me sonrió —pero si sigues llamándome para decirme este tipo de cosas, yo te diré mis cosas —colgó.
—¿Qué quería? —dije celosa.
—¿Celos? —sonrió y me indico que me sentara en sus piernas. Oh por Dios, me costara no pensar mal.
—Muchos —me senté en sus piernas.
—Tranquila —beso mi mejilla —no le volveré a contestar el teléfono.
—Tengo hambre —cambie de tema —ayúdame a cocinar.
Él asintió y nos dirigimos a la cocina, creí que unos hot-dogs estarían bien para cenar, le indique que sacara las salchichas mientras me ponía un delantal.
Al prender la estufa me queme un poco el dedo, nada de cuidado pero al quemarme emití un gemido de dolor a lo que Bruno reacciono besando mi dedo, me dolió más cuando lo beso que cuando estaba solo pero aun así lo disfrute. Apago la estufa y me sonrió.
—Es muy complicado, pidamos pizza, me encanta pedir pizza cuando estoy en una cita y helado... de chocolate.
—¿Estamos en una cita? —dije emocionada.
—Siempre que vengo a tu casa desde que tengo memoria estamos en una cita preciosa —me beso la mejilla.
—Odio que hagas eso, me dan ganas de besarte —dije haciéndome la enfadada, generalmente eso hacia y Bruno terminaba casi en el suelo con tal de contentarme.
—Te lo concedería si fuéramos novio-novia.
—Oh —me daban muchas ganas de que lo fuéramos, pero era obvio que no sería así.
—No me gusta jugar con las mujeres princesa —beso mi nariz.
—Juega conmigo —sonreí coqueta.
—Mucho menos contigo —dijo serio.
—Anda —me senté a horcajadas de sus piernas.
—No —dijo mirándome extraño.
—Estas queriendo lo sé, solo bésame porque de lo contrario te convenceré de hacer algo peor, y sabes que soy muy buena convenciendo, sobretodo a ti —le sonreí maléficamente.
—Tn____ por favor no digas estupideces.
—No es ninguna estupidez —hice una cara triste dejando mi labio inferior muy cerca, casi pegado a su boca.
—Tn____, piensa en tu padre o en mi hermana.
—No, ellos no me importan si estoy contigo —informe.
—No voy a besarte de nuevo —afirmo, me moleste un poco.
—Esta bien tu lo pediste —como pude enrede mis piernas alrededor de su torso.
—¿Qué haces tn_____? —pregunto casi asustado.
—Que comience el juego —mordí mi labio inferior.
