Opinión pública - Eagle Warrior

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Desperté, observando cómo Troy Ashford entraba por la puerta de la habitación, junto a dos hombres con cadenas para esposarme a la camilla. Si todo lo que había vivido con Logan, Ariana y Ximena no fue más que un sueño, estaba seguro de que no iba a dejar que experimentaran conmigo, no más. Golpeé a Troy en el estómago, lo sostuve del cuello con firmeza, lanzándolo contra la pared a mi derecha y me dirigí hacia él para acabarlo. Pero entonces una mano tocó mi hombro, cuando volteé, me encontré con Ariana, observándome completamente aterrada. Detrás de ella estaba una enfermera, con la misma expresión de la pelirroja, y el lugar era completamente diferente, con un diseño menos hostil. Volteé a ver hacia donde estaba Troy, pero no era él, era un doctor del hospital, quien me miraba confundido, pidiendo piedad y calmando a la enfermera.
—Lo... Lo siento —dije nervioso—. Yo no quería esto, de verdad lo siento.
—Tranquilo, tranquilo —exclamó el doctor—. Siempre quise conocer a uno de ustedes. Si me dejas examinarte podríamos encontrar maneras de ayudarte a ti y a los demás metahumanos, si es que existen más de ustedes. Podemos demostrar que no son tan diferentes de nosotros, sólo necesito... —Me senté sobre la camilla.
—Es un buen propósito, pero no es el momento de hacerlo. Nosotros nunca estuvimos aquí, olvide todo lo que pasó, borre nuestros registros —respondí con firmeza, creyendo saber lo que estaba diciendo—. No quiero arriesgar más gente.
—Pásale su ropa —ordenó el doctor a la enfermera—. Señorita —agregó mirando a Ariana—. En Rusia hay gente que pagaría muy bien por experimentar con uno de ellos —Le susurró a la chica, quien sólo lo ignoró.

No dije ninguna palabra, pues se supone que a la distancia que estaban de mí, yo sería incapaz de escuchar sus palabras. Me vestí de nuevo, observando los agujeros en mi camisa por donde entró la navaja, lugares que estaban manchados de mi sangre completamente seca. Regresamos a la casa de Ximena, quien nos miraba confundida. Ariana no me dirigió la palabra, ni me miró en todo el trayecto, y al llegar, tampoco miró a su amiga, pues simplemente entró a la casa sin decir nada, dándonos la espalda.
—Tranquila, está algo alterada —dije preocupado—. Mira, lamento que te hayamos puesto en esta situación, estás en riesgo por culpa nuestra —añadí.
—¿De qué hablas? —exclamó Ximena mirándome con atención.
—El hermano de Ariana, me secuestró hace cinco meses, experimentó conmigo y me convirtió en un metahumano —respondí con tono serio, tratando de crear una atmósfera de preocupación para proceder a contarle lo ocurrido la noche anterior.
—Y estuvieron en el hospital toda la noche, supongo —exclamó con tranquilidad.
—Creí que te lo tomarías diferente. Todos se sorprenden por los metas.
—Mi padre participó en el ejército durante la crisis. No conocí a ninguno, pero por los relatos de mi papá sé que no son tan diferentes a nosotros. No creo que todos los metahumanos sean malos así como tampoco creo que todos los humanos sean buenos.
—¿Por qué me ayudas entonces? No sabes si soy de los buenos o de los malos.
—Ariana es mi amiga, y tú eres su amigo. Metahumano o no, tengo razones para preocuparme por ti —Me dio un abrazo cordial, al cual correspondí.

Entramos a la casa, subí a mi habitación y me quité el suéter, pero pude oír la respiración de una persona detrás de mí. Giré rápidamente y lo vi, no era un sueño ni una alucinación, pues reconocí aquel rostro blanco, de barba y cabello rubios. Troy Ashford estaba frente a mí, completamente quieto, mirándome con hostilidad.
—Ustedes dos son tan buenos para pasar inadvertidos, que llaman más la atención que quienes buscan atención —dijo con prepotencia. Ximena tocó la puerta.
—Brandon, ¿Quieres que te traiga algo de comer o de beber? —Troy me miró y me hizo una señal para que no hiciera ruido. Pero al no recibir respuesta, Ximena entró al cuarto y él arremetió contra ella, la agarró del cuello y la levantó.
—Te lo dije claramente —dijo Troy quitándose la sudadera, permitiéndome ver que llevaba un exoesqueleto—. Esto es el futuro, tú eres el futuro. Te creé para demostrar que las personas pueden llevar su cuerpo al máximo, y fuiste todo un éxito, el primero que sobrevivió. Pero en vez de escucharme, hiciste una tontería —añadió mirando a Ximena—. Eso me pasa por haber hecho las pruebas en un niño.
—Troy, suéltala —supliqué—. Por favor, ella no tiene nada que ver aquí.
—¿Y qué hay de mi hermana? Ella sí tuvo relevancia en esto, ¿La querrías ayudar si estuviera es la misma situación? ¿Aún con todo lo que ella te ha dicho y hecho? —Me quedé en silencio—. ¿Lo ves? No eres ningún héroe, no aspires a serlo. Fuiste creado para ser un arma, y eso vas a ser —Ariana entró a la habitación con un arma, decidida a dispararle a su hermano, pero la empujé para que fallara el disparo. Aun así, su arma abrió fuego, y al instante se la arrebaté de las manos.

Troy soltó a Ximena, y al darme la vuelta vi el rostro del hombre, preocupado y asustado. Creí que la bala le había dado a él, pero cuando vi a la chica, incapaz de levantarse, supe lo que había ocurrido. Ariana y yo nos dirigimos con su amiga rápidamente, pero mientras lo hacíamos, Troy salió por la ventana de la habitación. Dos policías entraron al cuarto, y yo aún sostenía el arma de Ariana, por lo que me apuntaron ordenando que levantara las manos. No podía rendirme, no tan pronto, así que lancé el arma a la cara de un oficial, tumbándolo en el suelo y distrayendo a su compañero, aproveché para salir de la habitación de la misma forma que Troy. Corrí lo más rápido que pude, y llegué hasta un parque, un lugar solitario en ese momento. Estaba exhausto y conmocionado, por lo que no oí a las tres personas que estaban detrás de mí, las cuales, sin mediar palabra, me electrocutaron...

El Arácnido, el Soldado y el velocista: Tres historias de origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora