Poderes - Spider-Boy

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Me levanté de un salto, con agresividad. Miré hacia todos lados y no entendía qué me pasaba, pues de alguna manera, cuando miraba cualquier objeto, era como si estuviera a unos cuantos metros de él, pero incapaz de observarlos con claridad, pues todo se veía borroso; me costaba enfocar. Sin embargo, al quedarme quieto, descansaba la vista, y todo se veía perfectamente bien, aunque me tomara varios segundos lograrlo. Después de un tiempo logré controlarme y regresé a lo que estaba pasando, pues observé mi reloj y había perdido más de cinco minutos, y debía estar en la escuela sólo veinte minutos después de levantarme. Me duché rápidamente, siendo lo más cauteloso posible, y me vestí para estudiar.

Tras despedirme salí corriendo. Al fin llegué a mi destino, donde Brandon me recibió, y pude notar que todavía tenía algunos moretones en su rostro.
—No digas nada, ayer me dieron un sermón en mi casa —Me miró y entrecerró los ojos frunciendo el ceño—. Espera, ¿No te habían golpeado más que a mí?
—Creo que debería agradecerle a Hannah, limpió mis heridas —dije presionando mi cabeza para intentar calmarme, pues mi visión seguía borrosa—. Cierto, no te lo conté. También vendó mi mano —añadí buscando la herida—. Parece que hizo magia.
—Sí, eso se siente cuando estás enamorado —respondió burlón—. O así es como lo describen. Lo que sé, es que te dio la oportunidad de coquetear y la dejaste pasar.

El tiempo pasó, y las clases continuaron. En la hora de descanso me senté a comer, y enseguida apareció Hannah, quien se sentó en frente mío y me dirigió la palabra.
—¿Cómo has estado? —No supe qué contestarle, pues estaba esperando a Brandon, no a ella—. ¿Te quedaste sin voz? Tranquilo, yo no muerdo. O bueno —Se acercó a mi oído—, no mucho —susurró con voz pícara, volviendo a alejarse un poco.
—Pues... He estado bien —respondí indiferente, pensando qué decir—. ¿Y tú?
—Supongo que bien, me siento rara cada año nuevo. Entre nerviosismo y emoción... —Vi a Brandon a lo lejos, el cual me vio con Hannah y me hizo seña de felicitación para luego sentarse en otro lugar cercano—. Ya se te quitaron los moretones... ¿Cómo es que sanaste tan rápido? ¿Usaste algún maquillaje o...?
—Tal vez sólo necesitaba un poco de ayuda altruista —Ella me miró a los ojos y me sonrió, sus amigas le hablaron, se despidió de mí y se fue con ellas.

En cuanto Hannah se fue, Brandon se acercó a mí, sosteniendo su tableta y hablándome sobre sus apuntes de la excursión, al mismo tiempo, yo observaba a Hannah, pero también buscaba la silueta de Jayden o Charles entre la multitud.
—Lo siento, ayer unas chicas de tercero me jalaron con ellas en el comedor. Tuve que intercambiar un par de notas de la excursión por unos besos a escondidas.
—¿Unos besos a escondidas? —pregunté riéndome—. ¿Y las notas eran útiles?
—Tal vez —respondió mirando al mismo lado que yo—. Pues, lo que sea que estés viendo, tal vez sea menos importante que esto —dijo acercándome su tableta.
—Pusieron mal la fecha —exclamé inmediatamente al ver la pantalla.
—Verga, ésa la escribí yo —gritó molesto—, ¿Es raro que ya extrañe el 2054?

Mi amigo seguía hablando, y mientras tanto, entre la multitud, comencé a tener aquella sensación de nuevo, la que sentí el día anterior momentos antes de ver la camioneta fuera de mi casa. Al ver los rostros de las personas, vi que todos me miraban.
—No otra vez, por favor —suspiré exhausto—. ¿Ayer alguien te miró raro?
—Bro —respondió con seriedad—, nadie te miraba, tranquilo. Pero hasta eso, sólo vi a Evelin, como siempre, junto a su grupo de amigos, a veces me veían, pero nada relevante, nunca se acercaron. Sólo veía cómo se ocultaban de los maestros.
—Sí, ya sabes por qué. Su novio la arruinó completamente, desde que empezaron a salir, no hace más que inhalar o fumar cualquier cosa, y luego incitar a otros a hacerlo. Si tan sólo...

Antes de terminar de hablar, alguien me jaló del pelo con fuerza, arrojándome al suelo. Caí sobre mis codos, sintiendo cómo el suelo me desgarraba la piel. Escuché a Brandon retar a quien me había atacado, pero siendo interrumpido por un ruido seco.
—¿Cómo estás, idiota? —gritó Charles con voz hostil—. Mis padres me regañaron por culpa de ustedes dos, ¿A quiénes creen que les cobraron los daños?
—Tú comenzaste —respondí molesto—. Pero yo lo terminaré —añadí enojado.
—¡El niño se volvió salvaje! —interrumpió Jayden—, ¡¿Quieres que nosotros lo hagamos también?! —continuó para empujarme varias veces hasta hacerme perder el equilibrio y caer de espaldas, provocando las risas de los demás compañeros.
—¡Oigan! —gritó Hannah con voz firme—. No pueden simplemente llegar y...

El Arácnido, el Soldado y el velocista: Tres historias de origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora