Mi habitación solamente estaba iluminada por una lamparilla sobre mi escritorio. La ventana estaba cerrada, pero el frío delexterior se colaba; por ello no dudé en colocarme mi pijama polar más grueso. En toda la casa reinaba un silencio que seveía interrumpido cuando presionaba las teclas del laptop.
Me gustaba escribir sin ningún ruido, inclusive rechazaba la idea de tener que escuchar música mientras lo hacía, pues siempre terminaba cantando e ignorando mis escritos. Por ello, pensaba que la música, tanto como los libros, eran un medio influyente muy eficaz.
Tras dar clic en publicar, me quité las gafas. Había tardado una hora, cuatro minutos y treinta segundos en escribir el nuevo capítulo de mi historia, cosa que fue una hazaña, ya que siempre tardaba más. Supongo que después de ser pillado infraganti por el Poste necesitaba distraerme para olvidar mi infortunado encuentro. Estiré los brazos al cielo y enderecé mi rígida espalda; necesitaba acomodar los músculos.
Comprobé que todo estuviera en orden y me levanté de la silla de un salto. Antes de bajar en busca de comida, me asomé por el oscuro pasillo para no tener la divina suerte de toparme con Spreen. Estaba demasiado avergonzado para verle incluso la punta del zapato. Avergonzado conmigo mismo y con él por hallarme de intruso dentro de su cuarto.
Una vez que me encontré con el solitario pasillo, meapresuré a bajar y correr hasta la cocina. De uno de los muebles saqué una caja con cereales y de la nevera un yogur de frutilla. La disyuntiva de meter todo mezclado dentro de una taza y subir se resolvió cuando opté por volver a mi habitación con el yogur y la caja de cereales.
Estaba leyendo los ingredientes del cereal sin tener una idea de lo que me encontraría una vez en mi habitación.
La oscuridad ayudó para darle un aspecto terrorífico que me hizo pegar un grito ahogado apenas traspasé el umbral. Sentado en mi silla de escritorio, apoyado en el respaldo, con las piernas cruzadas, tocándose las yemas de sus dedos y observándome con su inexpresivo rostro, Spreen aguardaba a la espera de mi entrada.
—¿Qué haces? —pregunté con pasmo dejando las cosas en la cómoda, junto a mi cosas propias y el cofre de Lena.
Mi cuerpo se tensó. Deslicé la mirada hacia mi laptop, lo que provocó un esbozo terriblemente espeluznante por parte de mi compañero, para al final darle un rápido vistazo y levantarse de la silla. Tragué saliva con dificultad al verlo frente a mí.
—Así que escribes en Wattpad... ¿Acaso quieres igualar a tu padre? Tienes mucho camino por recorrer, pequeña Nutria. —Cada una de sus palabras la pronunciaba más marcada que la otra. Su voz me pareció siniestra, muy golpeada, llena de veneno. Vaya forma de vengarse por entrometerme en sus cosas—. Por otro lado, no creo que nadie te tome en serio con esa historia y ese nombre de usuario tan penoso. ¿Neurona Anónima? Al menos ponle un nombre agraciado a la única neurona funcional que tienes, McFly.
Mi mandíbula estaba tan apretada que comenzó a dolerme la quijada. Mis manos eran puños de carne a mis costados. Ni siquiera torcí las cejas, sino que estaban lineales. Quería calmarme, dejar pasar los comentarios de alguien que solo abría la boca para fastidiarme, que no merecía una respuesta.
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𝐔𝐍.𝐁𝐄𝐒𝐎.𝐁𝐀𝐉𝐎.𝐋𝐀.𝐋𝐋𝐔𝐕𝐈𝐀─────────𝐒𝐏𝐑𝐔𝐀𝐍
Romance𝐔𝐍 𝐁𝐄𝐒𝐎 𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐋𝐀 𝐋𝐋𝐔𝐕𝐈𝐀 ── ☆ 𝘑𝘶𝘢𝘯, 𝘶𝘯 𝘢𝘥𝘰𝘭𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘰𝘯𝘵𝘰́𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘭𝘢 𝘴𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘢𝘱𝘳𝘪𝘤𝘩𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰𝘴. 𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘳𝘦𝘴𝘶𝘭𝘵𝘢𝘥𝘰...