EL DILEMA DE LA
SERPIENTE.
❁ཻུ۪۪La salud del saerev Aeto Sinester era débil, los másters comparaban su semblante con la fragilidad del hielo quebradizo.
Sin embargo, una semana después del casamiento de Feryal Vedasto y Lysander Sinester, el saerev de Valtaria fue visitado por una junta de másters distinguidos quienes lo declararon incapaz de continuar en el ejercicio de sus funciones.
Feryal no se separó de su esposo en ningún momento de las ceremonias y burocracia que le siguieron a tal declaración, y él se mantuvo entero todo el tiempo, aunque ella podía notar las ojeras detrás de sus ojos y el desgaste en su piel pálida.
Como si fuera poco, Lysander debía ir al frente en una guerra en el río Astor.
Recibieron un reporte desde Katreva, justo en esas fechas, de que en las tierras de Lasserre se preparaban para hallar un punto débil en el Imperio.
Y la frágil salud de su emperador definitivamente era momento de guardia baja para Valtaria.
Feryal apenas se estaba acostumbrando a su puesto como reina, cuando fue nombrada siraytza, ese era el título otorgado a los emperadores de Valtaria y que en aessi antiguo se traducía como «la gran protectora del imperio».
Lysander estaba listo para aceptar el puesto de príncipe regente, pero debido a la insistencia de Karsten y propuesta del Antiguo Consejo, Lysander Sinester fue declarado nuevo saerev del Imperio de Valtaria, aun cuando el cuerpo de su padre permanecía tibio y débilmente aferrado a la vida.
La multitud ovacionó a los jóvenes emperadores, de pie en el balcón del templo de Rella en el corazón de la ciudad.
Para Feryal, la corona azabache parecía tener un peso extra sobre su cabeza.
Si era real o no, lo descubriría después.
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Su marido partió una fría mañana de invierno, dejando a Feryal con la carga de un imperio en los hombros y una débil promesa de volver.
Lo despidió en el jardín de invierno, en medio de la nieve aplastando cualquier indicio de verde bajo su manto pétreo.
El caballo de Lysander esperaba junto al resto de la caravana, pero él se dio un momento más para dirigirse a su esposa.
«No quiero que te vayas».
Feryal sabía que nunca sería tan valiente como para pedirlo, y que lo que quería o no importaba poco en su matrimonio.
Sus doncellas eran una línea de tres detrás de ella.
Lysander le realizó una reverencia antes de disponerse a marcharse.
──Te escribiré cuando estemos en Venari, Ren tiene una lesión así que permanecerá aquí como mi soldado de confianza para cuidarte.
Feryal asintió, abrumada por el peso de sus propias emociones.
No era justo que apenas pudieran llegar a conocerse antes de perderlo.
Lysander le dedicó una mirada más de despedida, realizó un pareo hacia los presentes antes de marcharse.
Feryal sostuvo su brazo antes de que pudiera hacerlo.
──Vuelve, por favor.
Lysander observó la mano de ella en su chaqueta, el pequeño dije que colgaba de la cadena dorada, el narabi como una frágil y necia esperanza.