Capítulo 10:
Consumir el deseo.El general Dalion se encontraba realizando diligencias ese día, por lo que creí prudente postergar el chequeo de las finanzas.
Solicité entonces, en lugar de luchar contra los fantasmas de mi cabeza, que se me llevara frente a la nueva esclava del rey; deseaba conocerla y ser de ayuda si es que era necesario, esa fue la excusa más plausible que logré idear para el Comandante.
──¿Y Lysander ya permitió eso?
De pie frente a su escritorio, la verdad era que no me sentía con más autoridad que el veterano de guerra que acomodaba los libros sobre su buró con gesto despreocupado, él actuaba como si la autoridad le perteneciera, yo como si jugara a tenerla.
──¿Insinúa que necesito de su permiso para actuar?
Raelar Sinester mostró en sus ojos negros la misma tranquilidad soberbia de la que muchas veces vi presumir a Lysander.
──Insinúo que este es un tema que le compete al rey y a usted, y sin embargo, moi siraytza, no tiene idea de qué oculta su marido y actúa detrás de él como si fuera a cometer una travesura.
Mis mejillas se encendieron muy a mi pesar.
──Es algo sin importancia.
──Entonces no le demos más de la necesaria ──dictó parándose frente a su reina──. ¿Qué más da una esclava en el palacio?
──La gente murmura...
Evité mirarlo, pero me encontré con mi propio reflejo en un escudo de plata, la diadema enredada con flores, intentando lucir intimidante frente a un hombre curtido en batalla.
──¿Murmura sobre qué, majestad?
──Usted lo escuchó, el amorío del rey con esa esclava, la tiene escondida como si fuera su secreto ──Me moví lejos de la mirada del comandante, acalorada.
──¿Qué más da lo que susurré la Corte? Dele un castigo severo, a uno o dos, los demás se guardarán los comentarios para sí.
──No quiero ser ese tipo de reina ──espeté pero mi voz fue más un arrebato caprichoso que la sentencia de una reina──. Y eso no haría nada para tapar los rumores.
Raelar Sinester me observó con estudiada tranquilidad.
──Dos de mis soldados la escoltaran con ella, queda en usted decidir qué hacer, como soldado no puedo más que obedecer sus órdenes.
Asentí, me bastaba como apoyo.
──Pero no será ahora, en la madrugada, Lysander no la deja sin custodia en todo el día.
Aplané los labios, una mezcla de ira y decepción me envolvió con violencia.
¿Celos?
──Muy bien. ──Respiré al fin──. Respecto al general Dalion...