Hannah Baker jamás imaginó que un día normal podía cambiar tanto. Acostumbrada a trabajar y mantener a su hermana, había olvidado lo que desea realmente hacer con su vida.
Por suerte, el Doctor le mostrará que el mundo es mucho más que trabajo y re...
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-¿Dónde queréis ir ahora? -preguntó el Doctor, rompiendo el silencio que se había instaurado, después de aquel momento excesivamente sincero.
Rose automáticamente la miró, Hannah se encogió de hombros mientras pensaba. Teóricamente le tocaba elegir, pero la respuesta le parecía bastante obvia.
-Hemos visto el futuro, ahora veamos el pasado.
-Muy bien, ¿alguna fecha? ¿Qué tal 1860?
-¿Qué pasó en esa fecha? -preguntó Rose
-No lo sé, pero vamos a averiguarlo.
La TARDIS se agitó con violencia, ambas chicas tuvieron que agarrarse a lo que podían mientras las luces parpadeaban y el suelo temblaba. Finalmente la nave aterrizó en la tierra, frenando en seco, el movimiento hizo que Rose cayera al suelo de culo. Por instinto se agarro al brazo de Hannah, quien también perdió el equilibrio. Cuando todo se calmó, los tres estaban en el suelo, Rose se reía sin parar y el Doctor reía divertido. Hannah estaba entre ambos sonriendo alegre y risueña. Debía reconocer que había sido divertido. Apoyo su mano en el pecho del Doctor para poder incorporarse un poco, él tenía una sonrisa en su rostro mientras ella lo miraba juzgándolo. Algo le decía que lo había hecho a posta, queriendo. El guardapelo de Hannah se había escapado de su ropa y se encontraba a simple vista, él lo miró con curiosidad. Era un guardapelo antiguo y clásico, que colgaba de su cuello. Normalmente eran accesorios que guardaban algo en su interior, ¿Qué tendría ella guardado?
-¿Dónde estamos? -preguntó Hannah.
Se había levantado y guardo el collar bajo su ropa.
-Nápoles 24 diciembre de 1860. -dijo él recobrando la compostura.
-Es navidad... -dijo Rose con una sonrisa.- Vamos.
-Espera. -dijo Hannah.- Si es 1860 no podemos salir así ¿no?
-Hay un guardarropa, al final del pasillo a la derecha. Bajas las escaleras y a la izquierda, quinta puerta. -explicó él.
-Ahora venimos. -Hannah agarró la mano de Rose y corrieron para cambiarse.
Rose se vistió con una falda oscura y un corset rojizo, se hizo un recogido en el cabello. Hannah optó por un vestido beis largo, con unas botas marrones. Se puso una chaqueta del mismo color y se recogió el pelo en un moño, adornado con unas plumas blancas. Tardó menos que su compañera en vestirse y fue la primera en salir y buscar al Doctor, mientras ellas se vestían, él estaba reparando algunos cables que había bajo el suelo de metal.
Alzó la mirada cuando la sintió cerca, justo frente a él. Por un momento se quedó sin palabras, le recordó a aquellas pinturas de diosas antiguas. Mechones castaños y rizados de su cabello se habían escapado de su recogido. Ella sonrió y dio una vuelta sobre sí misma.
-¿Qué tal estamos?
Él ni siquiera se había dado cuenta que Rose había llegado.
-Estáis preciosas... para ser humanas. -contestó con la clara intención de molestar.
