𝔸𝕤𝕦𝕤𝕥𝕒𝕕𝕒

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Tic... tac...

Nimona sentía que el tiempo de su castigo era eterno, ya habían pasado dos semanas demasiado largas, ya hasta Troy había sido liberado de su castigo, se reuniría con los demás cadetes en una heladería. Lo supo al tener su "hora de celular libre" Ambrosio era quien la vigilaba, ya que su pareja había salido a conseguir un par de cosas.

- ¿Cuando se acabará mi condena? -el rubio sonrió ante el sarcasmo.

- Bal dirá cuando, -dejó los papeles de lado para ver a la chica- aunque seguro y te levantará el castigo al ver estos exámenes.

Unos días atrás los cadetes tuvieron una prueba básica sobre el reino, cosa fácil para la chica de casi más de mil años en el, al escuchar la alarma del teléfono se puso de pie para regresarlo pero el rubio se negó. Diciendo que el convencería a Ballister, dejándola ir a su habitación. Recogió la ropa sucia y el desorden de su escritorio para luego recostarse a leer un poco, dejándose llevar por el suave sonido de lluvia afuera.

Su entorno cambió ahora a la academia, donde recorría los pasillos, estaban vacíos, gritaba para poder encontrar a alguien en el lugar, al girar una esquina se encontró con Matteo, estaba en el suelo con una mirada asustada que pedía ayuda, estaba temblando.

- ¿Quién te hizo esto? -había una herida en su cuello- ¡Matteo!

- T-Tú... sa... bes...

- ¡DAME EL MALDITO NOMBRE! -gritó haciendo presión a la herida para luego sentir las manos de moreno sobre su cuello.

- ¡T... tú...


Despertó dando un grito luego que un rayo cruzara el cielo, al levantarse de dio cuenta que tomó la forma de lobo, sacudió su cuerpo en busca de alejar aquella pesadez sobre ella, decidiéndose así a ir en busca de la cena, al salir al corredor sintió como cada centímetro de su piel se erizaba.

- ¿Nimona? -el rubio salió de la habitación con un gesto adormilado- ¿Qué sucede?

- Es que... yo, -jugueteaba con las cintas de su chaqueta mientras buscaba que decir- me salté la cena y... no quería ir sola a la cocina.

- Me pondré zapatos, entra. -volvió al interior en silencio para no despertar a su pareja.

La pelirosa dudosa entró a la habitación, sintiendo un aroma agradable a vainilla en el aire, también viendo velas en algunos lugares, Ballister si que era fan de las esencias aromáticas, al verlo dormir y murmurar sonrió evitando soltar una risilla. Una vez salieron del lugar caminaban en silencio.

- ¿Te despertó la tormenta? -preguntó él estirándose para evitar pereza.

- Sí... algo así.

- ¿Una pesadilla?

- Fue tan extraño. -al llegar a la cocina empezó a preparar sándwiches de crema de avellana y fresas- pero... fue solo un sueño.

- ¿Sabias que el 52% de los sueños a veces están ligados a la realidad? -sirvió leche tibia en dos vasos para tomar asiento junto a la chica ahora temerosa- no digo que vaya a pasar, solo que puedes saber que va a pasar y evitarlo o mejorarlo.

Nimona se quedó pensativa un rato mientras empezaba a comer, sabía que Ambrosio no quería asustarla, solo aconsejarla tal y como lo haría Bal, al terminar, subieron de nuevo siendo la chica acompañada por el rubio para no quedarse sola.

- Que descanses, pequeña. -está vez se sorprendió al sentir que la aludida era quien iniciaba el abrazo, rodeándola con una sonrisa- Nada malo te pasará si Ballister y yo podemos impedirlo, ¿Okay?

- Okay... -murmuró bajo al separarse- descansa tú también.









Se les quiere <3

¿Nuestra hija...?          Nimona [Ambrosio x Ballister]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora