Dios, cómo odiaba el que el sol fuera tan malditamente brillante.
Eric lanzó un improperio mientras cruzaba la calle del edificio en el que cursaba sus prácticas al auto de Matthias. No le gustaba el sol, ni que le quemara la piel, ni que lo hiciera sudar tanto por el calor insoportable. Ansiaba con todo su corazón que llegase el otoño. Si tenía que empaparse de algo, prefería que fuera de la lluvia y no de sudor.
Entró al auto de Matthias y se puso el cinturón de seguridad, mientras lo saludaba, todavía con molestia.
Sabía que debía bañarse en bloqueador solar, pero como siempre, prefirió ahorrar y solo ponerse un poco para que no se le acabara tan rápido.
—¿Cómo estás? Parece que te molesta el brillo —dijo Matthias, al notar su disconformidad.
—Odio el sol —respondió, malhumorado—. Hace demasiado calor y me da miedo que me dé migraña. Como paso mucho tiempo en interiores, me duelen los ojos cuando salgo y veo el brillo del día. ¿Cómo carajos puedes estar con el aire apagado? —preguntó, encendiendo el aire acondicionado.
Matthias bajó la visera parasol del copiloto y buscó en la guantera por unas gafas de sol.
—Lo apagué hace un rato. Avísame si comienza a dolerte la cabeza. Podemos comprarte algo en la farmacia —le avisó, poniendo en marcha el auto—. Por cierto, estaba pensando en que en lugar de hacer esta la simulación de cuando te pedí que seamos novios, debería ser la celebración de nuestro aniversario.
—No puede ser, Matthias, me hubieras dicho antes para hacerte un regalo —dijo, con desaprobación, ya revisando su celular.
—Eric, no es necesario...
—Shh, shh —lo calló, mirando a su celular, antes de llevárselo al oído—. ¿Noah? ¿Cómo está el mejor hermano del mundo?
Matthias deseó no haberle dicho nada. Eric ya le había dicho que no tenía dinero, así que cambiar la idea principal de su plan era ser egoísta.
Tomó la mano de Eric, para sacudir su cabeza, pero el chico se soltó, ignorando su existencia.
—Oye, ¿te acuerdas de que te he estado ayudando a hacer esas pancartas que quiere mi mami y te estás llevando mi crédito? —siguió charlando Eric, ignorando a Matthias por completo—. Ajá, sí, me alegra que estés ocupado, pero tengo una emergencia.
Eric se quedó en silencio por un par de segundos, antes de reírse.
—No lo sé. Unos 20 dólares.
Matthias pudo escuchar desde su sitio al hermano de Noah quejarse.
—Oye, tú eres el que trabaja en una empresa extranjera y gana el doble que yo. Se supone que debes hacerme feliz; soy tu hermanito menor. Además, te los voy a pagar en cuanto tenga dinero de nuevo. O no, probablemente no. 20 dólares deberían ser una gota en el océano para ti y me amas demasiado como para cobrarme esa cantidad.
Pudo escuchar claramente el ¿Y cuál es la emergencia? De parte del hermano de Eric.
—Tengo que comprar un regalo.
—Eric —Matthias se quejó, deteniéndose en un semáforo en rojo.
—Déjame —Eric sacudió su mano—. Noah, ¿me vas a dar los 20 o no? —regresó su atención a su hermano y luego asintió, a pesar de que no lo estaba viendo—. Gracias. Tqm. Cuídate.
Una vez colgó, volteó a ver a Matthias, quien se veía bastante culpable desde su perspectiva.
—Cálmate. Nos pasaremos por el mercado de artesanías. Las cosas son baratas ahí. Le pedí 20 dólares porque todavía tengo que sobrevivir hasta que sea julio —al menos ese era el plan en su cabeza, ya que podía quemar la plata de una forma impresionante si encontraba algo bonito.
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Entre Mentiras y Verdades
Romance"¿𝙌𝒖𝒆 𝒑𝒆𝒅𝒊𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒂 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒊 𝒏𝒐𝒗𝒊𝒐?" Eric Dusk se considera a sí mismo una persona responsable y altruista, pero no es hasta que Matthias Bright se presenta ante él con un beso y un pedido de auxilio, que se da cue...