CAPÍTULO VEINTIDÓS

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Matthias entró el apartamento, bebiendo de su botella de agua, cuando Leo se apareció frente a él, tan pálido que parecía un muerto.

Matthias bajó la botella, sabiendo que algo no estaba bien.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó, pensando que estaba preparado para lo que Leo le diría, pero cuando le mostró la pantalla de su teléfono, Matthias retrocedió con tanta fuerza, que hizo caer una mesa decorativa que estaba cerca del sofá.

Se miró con su mejor amigo a los ojos por el tiempo suficiente para entender que aquello era tan nuevo que ni el propio Leonel podía entenderlo.

Matthias dejó caer su botella de agua en el momento en que echó a correr a su habitación. Nomi dormía en su cama y se despertó al escucharlo entrar.

Su perro de inmediato se dio cuenta que algo estaba mal con el estado de ánimo de Matthias, porque corrió hacia él con toda la intención de consolarlo, pero Matthias no se detuvo con él y agarró su teléfono celular tan pronto como estuvo a su alcance.

Sus amigos habían estado acribillando su teléfono con mensajes y llamadas en las últimas dos horas.

Matthias ignoró todo eso, concentrado únicamente en encontrar el contacto que más le interesaba.

Solo le bastó un timbre antes de que la otra persona contestara:

—Effie, ¿qué es todo esto? —preguntó Matthias, sintiendo su estómago tan pesado que pensó que se enfermaría.

He estado tratando de averiguarlo —le respondió ella, con la voz muerta y ronca. Parecía que no había tomado la noticia mejor que él—. Hablé con mi abuelo, pero no sabe cómo algo así pudo salir a la luz. Estamos investigando. Lo siento tanto.

Matthias tomó un respiro profundo y se masajeó las sienes.

—No tienes que disculparte. Esto es culpa mía.

—¿Cómo puede ser tu culpa?

—Me confié. Lo siento, Effie. Lo solucionaré.

Eric me dijo que habría alguna forma de arreglar esto, pero ¿cómo lo solucionaremos?

—¿Hablaste con Eric? —preguntó Matthias, sintiendo que palidecía.

—Por supuesto que hablé con él. Me siento avergonzada. Quería disculparme.

—¿Cómo estaba?

—¿Tú no has hablado con él? —preguntó, extrañada.

—Acabo de llegar a casa —Matthias sacudió la cabeza—. Effie, llámame si encuentras algo al respecto, por favor.

—Lo haré.

Matthias no dijo nada más y colgó.

Revisó entre sus mensajes, pero no había ni una sola señal de que Eric había tratado de comunicarse con él. En lugar de tranquilizarlo, aquello inundó su pecho de preocupación.

No podía simplemente esperar a que Eric decidiera contactarse con él. No podía solo esperar sin intentar hablar con él primero.

Se levantó de la cama mientras marcaba el número de Eric, pero no recibió una respuesta positiva. Después de la tercera vez en la que su llamada se envió al buzón de mensajes, supo que era caso perdido y fue a buscar las llaves de su auto.

—¿Vas a salir? —preguntó Leonel, preocupado.

—Voy a buscar a Eric.

—Matt, tu rostro seguramente está en todos los medios de entretenimiento. ¿Seguro que está bien que vayas a buscarlo?

Entre Mentiras y VerdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora